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El partido de sus vidas

La selección de fútbol olímpica de Guinea Ecuatorial fue abandonada en los suburbios de la ciudad nigeriana de Lagos tras disputar un partido de clasificación para los juegos olímpicos 



Zona marginal de Lagos (Nigeria). / Daniel Vázquez

Móstoles, 5 de octubre de 2011.- El pasado 25 de septiembre la selección de fútbol olímpica de Guinea Ecuatorial viajó a la ciudad nigeriana de Lagos para disputar un partido clasificatorio de carácter olímpico. Tras disputar el partido y salir goleados por 5-0, la expedición guineana es abandonada por la Federación Nigeriana de Fútbol (NGA) y según los términos establecidos por la Federación de Fútbol Asociado Internacional (FIFA), el país anfitrión tiene la obligación de hacerse cargo del país invitado hasta que el visitante abandone su circunscripción.


La selección guineana al mando del secretario técnico y jefe de expedición, Paco Ngomo, y el entrenador del equipo, Casto Nopo, se vio obligada a buscar un lugar de refugio para pasar la noche antes de tomar el vuelo de regreso a Guinea Ecuatorial al día siguiente. La primera opción de los guineanos fue acudir a la embajada guineana de Lagos, pero a su llegada se encontraron con un edificio abandonado y derruido en unas condiciones insalubres.

Embajada de Guinea en Lagos. / Daniel Vázquez

El cuerpo técnico tomó la decisión de dividir el equipo en pequeños grupos y pasar la noche repartidos en pequeños moteles de la zona, pero uno de los capitanes del equipo de origen español, Alberto Edjo, se negó a apoyar esta iniciativa por el alto riesgo que podía llevar este plan: “Si nos separamos en grupos, puede que muchos de nosotros aparezcamos a la mañana siguiente con la cabeza rebanada o simplemente no aparezcamos”, afirmó Alberto.

Una pareja de estudiantes nigerianos, que había observado todo el desarrollo de la situación, se acercó a la expedición guineana advirtiéndoles sobre los posible efectos que tendrían si decidiesen pasar la noche entre los muros derruidos de la embajada. “Ya os han visto entrar, han visto vuestras maletas. Cuando se vaya el sol van a entrar con los machetes”, dijo el estudiante.

Estudiantes nigerianos. / Daniel Vázquez
Sin comer ni beber desde que finalizase el partido, la expedición guineana se trasladó a un hotel en el centro de una favela. Un cuenco de arroz y en pollo es todo lo que tenían para veintidós personas y muchos de los jugadores se quedaron sin comer. Las condiciones del hotel no eran mejores que las de la embajada. Habitaciones sin puertas, sin luz y un agujero en el suelo que hacía la función de retrete.

“Recibí una llamada por la noche de mi novio y me dijo que avisase a su madre de donde estaba y lo que estaba sucediendo por sino aparecía”, declaró una de las novias de los futbolistas españoles, Yaiza Rebeca Sánchez Alegre.

Jugador de Guinea, Justice. / Daniel Vázquez
Finalmente, tras varias horas a la deriva por las calles de Lagos, las autoridades deportivas de Nigeria decidieron hacerse cargo de la situación y llevar al equipo guineano a un hotel situado a las afueras de la ciudad y cerca del aeropuerto.

Dos furgonetas cargadas de maletas y futbolistas recorrieron las autopistas de Lagos en dirección contraria hasta llegar al  nuevo hotel. La expedición podría rumbo a Guinea Ecuatorial la mañana siguiente después de 2 días de calvario.

Una vez en casa, los futbolistas de origen español recuerdan entre risas los hechos sucedidos en Nigeria, como una anécdota más de  sus vidas, pero la realidad es, que lo que para unos es un acontecimiento, para otros es una situación cotidiana en el día a día de África y no tiene un lugar al que volver y recordar los hechos.

Vista de zona marginal en Nigeria. / Daniel Vázquez





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