Todos
los análisis apuntan a la depresión de la economía como la causa
principal del aumento del paro, hecho que se ha repetido en las economías mundiales más desarrolladas. Sin embargo, la virulencia con la
que ha afectado a España, doblando la tasa media de la Unión
Europea, pone de manifiesto que existen responsabilidades de carácter
nacional. Por tanto, el desempleo se ha visto agravado por la
regulación laboral aunque tenga su germen en las convulsiones del
sistema.
A
este respecto, el catedrático de Derecho del Trabajo y de la
Seguridad Social de la Universitat de València, Carlos
Luis Alfonso Mellado, explica que el modelo productivo español está
“basado en sectores muy frágiles ante las crisis”. La
consecuencia de esta estructura ha dejado
en evidencia la debilidad de una economía bulímica que en época de
bonanza consume muchos trabajadores que vomita en tiempos de
regresión con similar intensidad.
Reforma
necesaria pero insuficiente
Los
interlocutores sociales proclaman por ello soluciones basadas en una
reforma laboral, aunque existen grandes diferencias en cuanto a sus
premisas. “No nos engañemos. Las medidas de fomento del empleo no
lo generan por sí mismo, lo hace la actividad económica”,
puntualiza Mellado, aunque comparte la necesidad de un cambio de
rumbo. El titular universitario apunta dos problemas fundamentales
que comienzan a establecerse como norma: la temporalidad y el
subempleo, que se convierten en la única alternativa al paro a tenor
de los datos.
Así,
la enfermedad no se produce tan sólo porque el mercado laboral tenga
sus cimientos en la construcción y el turismo, muy ligados a la
temporalidad, ya que sector por sector, ésta es de las más altas de
Europa. En este contexto, el actual marco laboral ha sido
objeto de dos reformas importantes en esta segunda legislatura por
parte del Gobierno socialista que, sin embargo, se han demostrado
ineficaces en sus objetivos a pesar de tener claro a priori el
diagnóstico del problema.
La primera en 2010 pretendía penalizar el empleo temporal pero sus efectos han
sido el aumento del desempleo juvenil hasta el 48%, según el último
informe de Eurostat, mientras la temporalidad ronda el 90% para los
nuevos contratos, como muestra el Instituto Nacional de Estadística
(INE). Existen otros datos significativos que apuntan a la necesidad
de resolver el problema de la temporalidad ya que más de un 30% de
los jóvenes tiene ya un contrato inferior a seis meses.
A tener en cuenta que España destruye ya más empleo indefinido que temporal, es decir,
la oferta de trabajo se reduce paulatinamente hacia lo parcial.
Frente al fracaso de su propuesta, el Ejecutivo aprobó en agosto de
este año una segunda reforma que a juicio de Alfonso Mellado
“contradice la emprendida con anterioridad” al eliminar el límite
de dos años que permitía encadenar contratos temporales y que puede
ser “contraproducente”.
En
respuesta, los socialistas defienden el fin de la concatenación
porque afirman que en estos momentos es mejor un contrato temporal
que un parado. “Es una medida transitoria hasta que la economía
empiece a recuperarse”, afirma el secretario de Política
Institucional de las Juventudes Socialistas Españolas (JSE), Jesús
Greciet. El socialista culpa a la patronal de haber impedido un
acuerdo que “ha llevado al Gobierno a emprender en solitario unas
reformas necesarias”.
Ante
las acusaciones, el empresariado se defiende tachando al ejecutivo de
Zapatero de cómplice de los sindicatos que tienen “mucho poder”.
Todo ello a pesar de que los centrales de trabajadores se han opuesto
a las medidas tomadas. “No lo han consensuado con ellos pero han
hecho lo que querían”, concluye el presidente de la Confederación
Española de Asociaciones de Jóvenes Empresarios (Ceaje).
Así
y todo, el fracaso de las negociaciones tiene su ejemplo más
evidente en los sindicatos. La huelga convocada en contra de la
reforma de 2010 manifestó el primer indicio de disenso entre éstos
y los socialistas. Por si fuera poco, el rechazo mostrado por las
centrales de trabajadores al decreto-ley de 2011 es rotundo
porque creen que es “antisocial” y “legaliza un fraude de ley
que permite no justificar la temporalidad”, según afirma el
adjunto a la secretaría de Comisiones Obreras (CCOO), Ignacio
Doreste, y su homólogo de Unión General de Trabajadores, José
Velasco.
Ambos
apuntan a que la norma elimina la causalidad que exige tal
contratación. En este sentido, Alfonso Mellado asegura que ya
existía en el mercado de trabajo “una amplia flexibilidad de
entrada que permitía el uso y el abuso”, por lo que, sin
actuaciones que penalicen y restrinjan este recurso, augura que el
exceso de temporalidad conllevará efectos precarizadores en las
condiciones de trabajo, la seguridad y la salud laboral.
Al
respecto, el catedrático afirma que con las reformas
laborales “se facilita más el despido” e, incluso antes de ellas,
el despido justificado y por motivos empresariales era “barato pues
más del 90% de los empleadores sólo pagaban 12 días por año”.
Ambos análisis reflejan que la legislación laboral tiene mecanismos
de contratación y de cese laboral relativamente flexibles.
A
pesar de ello, las organizaciones sindicales no consideran que la
norma vaya a agravar las cifras de temporalidad dado que las pocas
contrataciones que se producen ahora 'reciclan' puestos temporales o
sustituyen los indefinidos que se destruyen. Recuerda Mellado que “el
fraude ya se cometía antes, por ejemplo, rotando puestos” o se
optaba por prácticas alegales donde se desligaba al empleado cuando
se cumplía el límite de contratos temporales, el mismo que ahora
pospone la última reforma.
El
resultado es un mercado laboral dualizado que, en tiempos de recesión
económica, ha demostrado que el ajuste se hace siempre a través del
despido y, por tanto, castiga con el desempleo a los temporales, que
predomina entre los más jóvenes. Véase que el 86% de los empleos
perdidos por la crisis afectó a jóvenes de 16 a 29 años, según un
informe de CCOO. Los trabajadores temporales están sujetos así a
unas indemnizaciones de cuantía escasa (ocho días por año) por lo
que su despido es, en términos absolutos, 'barato'.
Continúa en siguiente post de similar título.
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