El Bótox se abre camino en el ámbito de la pediatría

La inyección de Bótox utilizada hasta ahora en adultos también mejora la calidad de vida de niños con parálisis cerebral y otras enfermedades neurológicas


La aplicación de Bótox, científicamente llamada toxina botulínica, ha sido conocida por sus fines estéticos, al ser capaz de reducir arrugas pero también tiene más funciones en el ámbito de la medicina, incluida la pediatría. Los niños que sufren parálisis cerebral suelen padecer un síntoma denominado sialorrea o salivación excesiva, la cual puede llegar a ser un obstáculo en su día a día. Los estudios han demostrado que la toxina resulta efectiva a la hora de ayudar a controlar la sialorrea en estos casos.


  
   La toxina botulínica es inyectada directamente en las glándulas salivares, siempre por un facultativo y guiada con ecografía. La Comunidad de Madrid viene realizando esta técnica en algunos centros como el Hospital Universitario de La Paz, El Clínico o el Hospital Infanta Cristina de Parla. En éste se ha adoptado el tratamiento desde hace un año para controlar la hipersalivación de niños con enfermedades neurodegenerativas.


     El neuropediatra, Adrián García Ron, médico especialista del Hospital Infanta Cristina explica que "la hipersalivación es un síntoma de complejo tratamiento médico, normalmente con la administración de anticolinérgicos, entre otros fármacos. Pero el problema es que en muchos casos, no se consiguen mejoras en la salivación excesiva y es por ello que se está aplicando la toxina botulínica guiada por ecografía en niños con estos problemas".




Neuropediatra Dr. García Ron.
Fotografía: Celia Reina
   Este tratamiento médico no es apenas conocido y publicitado entre la población, pero sí se está percibiendo la difusión entre familiares de niños con estas dificultades. En el caso conctreto del Hospital de Parla, la demanda de dicha técnica está aumentando, sobre todo por parte de la población local. “La efectividad del tratamiento es de entre el 92 y el 95 por ciento y, en la mayoría de los casos, dura entre tres y seis meses, tiempo que puede parecer escaso, pero que aporta calidad de vida al niño, ya que su salivación excesiva le puede llegar a provocar hasta lesiones", declara.

    La toxina evita los posibles atragantamientos y lesiones, al disminuir o eliminar la salivación en exceso, según evidencia la investigación de Doris Valencia, médico epidemiólogo en Bogotá, Colombia, en cuyo estudio publicado el año pasado en la Revista Colombiana de Medicina Física y Rehabilitación queda registrado que en 36 pacientes sometidos a las inyecciones de la toxina se evidenciaron mejorías e incluso la supresión de dicho síntoma.

    Problemas frecuentes en la población, como la sudoración excesiva, diferentes tipos de parálisis, migrañas o problemas de visión son algunas de las áreas en las que se está empleando con éxito este fármaco. La toxina que se convirtió hace unos años en la panacea de la estética, ahora está al alcance de los niños y es capaz de mejorar su calidad de vida y la de sus familias sin la necesidad de intervenciones quirúrgicas.








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