Las librerías getafenses plantan cara a las grandes superficies

Las libreras locales defienden el trato directo con el lector y se oponen al dominio de los grandes almacenes

Exterior de la librería LOBO FLACO | Imagen propia
Las luces de navidad iluminan las calles de Madrid y las colas en las administraciones de doña Manolita cada día son más largas. No es 25 de diciembre, pero como si lo fuera. Apenas comienza el último mes del año y según avanzamos en el calendario es un poco más difícil moverse con libertad por las distintas plantas de grandes superficies como la FNAC de Callao. Si muchos de esos clientes que actualmente consumen cultura volvieran a su infancia se recordarían adquiriendo libros en espacios de tamaño mucho menor a lo que El Corte Inglés, Carrefour o FNAC les ofrece. 

¿Hasta qué punto tiene que ver el tamaño del almacén con el trato que recibe el cliente? Los libreros de pequeñas librerías y los vendedores de grandes superficies sólo coinciden en dos puntos: en que la navidad es el periodo de mayor venta del año y en que ‘El tiempo entre costuras’, de María Dueñas, es el boom literario de los últimos años.  

Lobo Flaco se abrió en diciembre de 2009 frente al Ayuntamiento de Getafe. A pesar de su corta historia, en los dos últimos años han conseguido tener su propia caseta en la Feria del Libro de Madrid así como acoger presentaciones de escritores como Lorenzo Silva. Aunque tendamos a asociar la idea de librería local con la de escasa oferta, en esta ocasión la excepción rompe la regla. Lola Tornero se atrevió a abrir este espacio en el centro de Getafe en el que, según Paloma Herrero, una de las libreras que hoy recomienda sus mejores lecturas al vecino que busca consejo en Lobo Flaco, “las ventas van bien”. 

“Tenemos muchos clientes a los que conocemos tan bien que, según llega un libro determinado, se lo apartamos por ser acorde a sus gustos”, declara Paloma. Este trato directo es el que, dice, un cliente no puede conseguir en grandes superficies. “El periodo de mayor venta tiene lugar durante las fiestas navideñas o en fechas señaladas como el día de la madre o del padre”, añade. 

Verónica Barrero trabaja como dependienta en la FNAC de Parquesur, uno de los centros comerciales más concurridos y cercanos a la ciudad de Getafe. Ella lo tiene claro: “en una gran superficie es mucho más fácil encontrar lo que el cliente busca, sobre todo si hablamos de libros que no forman parte de las listas de lo más vendido. El almacén permite tener grandes cantidades de material difícil de encontrar en pequeñas librerías.” 

Los precios en los grandes almacenes suelen ser inferiores a los de un comercio local debido a que adquieren el material en grandes cantidades, algo que los pequeños negocios no pueden permitirse. El horario de espacios como FNAC es, por otra parte, más amplio que el de un negocio local. Lo cierto es que las pequeñas librerías no suponen una amenaza real para las grandes superficies, ya que sólo compiten entre ellas, con números de ventas mucho más elevados que los que alcanzan las primeras.  

Exterior de la librería Almonacid | Imagen propia

Almonacid, situada en la calle Valdemorillo, es una de las librerías más antiguas de Getafe, con 32 años de vida. Nuria Fernández lleva trabajando en ella desde 2006. “El trato directo marca la diferencia”, sentencia. “Tenemos clientes que visitan las grandes superficies pero que no compran, ya que al estar el libro tan a disposición del cliente terminan deteriorándose. Entiendo al cliente que se acerca a un gran almacén a por un producto concreto, pero cuando se trata de indagar doy por hecho que ese no es el lugar donde debe acudir”, añade segura de lo que dice. 

Verónica, trabajadora de FNAC, aclara que en las grandes superficies hay ejemplares de sobra como para tener que llevarse uno en mal estado. También se opone a la afirmación de que el trato es mejor en un negocio local que en una gran superficie: “sólo hay que pasearse por nuestra tienda para ver que eso no es cierto. Hay clientes que llaman a nuestros dependientes por su nombre, preguntan por ellos e incluso se saben sus horarios de trabajo. Está, por ejemplo, la anécdota de un hombre que viene todas las semanas a comprar libros de chistes que le recomiendan los vendedores y luego viene y se los cuenta al resto de departamentos. No es cuestión de ser una gran o pequeña empresa, sino del trato que tengas con público y de la personalidad de cada uno.”

En lo que no hay discusión es en los títulos más solicitados de estos días previos a la navidad: ‘El prisionero del cielo’ de Carlos Ruiz Zafón, ‘El puente de los asesinos’ de Pérez Reverte y ‘El tiempo entre costuras’ de María Dueñas que, desde su lanzamiento en junio de 2009, ha vendido un millón de ejemplares. Con más o menos títulos en el almacén, lo que al final importa es que, tanto las librerías de siempre como los grandes almacenes, permiten que el lector tenga un poco más cerca las historias de sus escritores favoritos. Ya lo decía la poetisa Emily Dickinson, “para viajar lejos no hay mejor nave que un libro”.

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