El rock se sube al escenario en Madrid

Actuación del espectáculo Zarkana. Fuente: Cirque du soleil

La pasada semana se estrenó en Madrid ‘Zarkana’, el nuevo espectáculo del Cirque Du Soleil. Una ópera rock que lleva de nuevo este género musical a los escenarios como ya lo hizo hace unas décadas Jesucristo Superstar.

El espectáculo circense con una cuidada estética barroca y una inversión de 50 millones de dólares, el Cirque Du Soleil, pretende trasladar al espectador un mundo a medio camino entre lo real y lo imaginario. Un proyecto ambicioso que viene avalado por su exclusividad, ya que una vez que se baje el telón en Madrid sólo podrá verse en Moscú, por que volverá a cruzar el atlántico para instalarse en Broadway y dar comienzo a su segunda temporada.

Sin embargo, no es la primera vez que en los escenarios teatrales madrileños su puede disfrutar de una ópera rock, de hecho a la vez y no muy lejos, otro espectáculo rock sobre las tablas encandila a todo aquel que lo va a ver: Más de 100 mentiras. El musical está basado en las canciones de una artista español sin precedentes. Maestro de maestros para unos, sinvergüenza desmedido para otros. No es otro que Joaquín Sabina, que ha visto como la obra ha alcanzado un gran éxito a pesar de llevar poco más de un mes sobre la escena del Teatro Rialto en la Gran Vía madrileña.

Según la actriz del musical Marta Caspel, que interpreta a Rossana, el éxito del musical "se basa en las canciones del maestro Sabina, en la conexión de los actores y en la trama de la obra, que tiene tintes cómicos y dramáticos, que deja al espectador con un buen sabor de boca".

Y es que un a pesar de que un musical de estas características funciona muy bien,  nunca llueve a gusto de todos. La periodista Ana Moreno de la edición española de la revista Rolling Stone, criticó el espectáculo nada más estrenarse el pasado mes de octubre de 2012. En su artículo hacía mención a la decepción que se había llevado cuando fue a  ver el espectáculo, e incluso conjetura sobre la posibilidad de que Sabina viendo el espectáculo pudiera ver como su vecino de asiento tiene cara de decepción. “Es lo que me sentí cuando terminó el musical. Una especie de decepción, de lo que podía haber sido y no fue”, comenta Moreno.