La medicina busca complementos

La medicina convencional está en ocasiones limitada en sus tratamientos por la diversidad de enfermedades y las diferentes patologías de cada una de ellas. A las secuelas físicas de los enfermos deben añadirse las psicológicas, de ahí que profesionales de la sanidad y pacientes recurran a terapias complementarias como la meditación, la acupuntura, el yoga o el reiki.


Amparo Martín Moreno, enfermera especializada en urgencias. Foto: MD
María del Carmen González Montero tiene 61 años de edad, padece leucemia e imparte y recibe sesiones de reiki. Afirma que “Es una cosa muy especial. He encontrado mucha paz y amor conmigo misma y con el mundo”. El  método procede de Japón y se basa en la imposición de las manos sobre el cuerpo para regular la energía vital de las personas.

La técnica se emplea desde hace años en hospitales de Gran Bretaña y Estados Unidos (EE UU) para favorecer la recuperación de pacientes con cáncer. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo reconoce como una práctica terapéutica alternativa. La enfermera experta en urgencias Amparo Martín Moreno es la encargada de promover cursos de  formación sobre reiki del Centro de Salud La Princesa de Móstoles. Lo define como una “terapia emocional que aporta soluciones a problemas psicológicos que se manifiestan con dolencias físicas”.

El Middlesex Hospital de Londres, de la red sanitaria pública del país, designó en 2005 a un canalizador de energía, tal y como se conoce a quienes imparten reiki, en la unidad de oncología pediátrica. El objetivo era reducir los efectos secundarios de la quimioterapia y la medicación. “La medicina ayuda pero la fuerza que pongas en tu recuperación hace tanto como la medicina”, afirma María del Carmen González.

El Hospital Ramón y Cajal de Madrid fue el primer hospital público español en introducir esta técnica en el año 2003 como terapia de apoyo para familiares y enfermos de cáncer de las unidades de Hematología, de Trasplantes de Médula Ósea (TMO), de Oncología y Pediatría. Las sesiones, que se realizan bajo autorización de los pacientes, las llevan a cabo voluntarios de la Asociación Alaïa (Asociación de Ayuda a Enfermos Graves y Personas en Duelo)  gracias a un acuerdo entre ella y el Servicio de Atención al Paciente. Para María del Carmen González el reiki influyó mucho en su recuperación: “Mi enfermedad se ha estancado. Los últimos análisis no reflejaban cambios. Si una persona no deja de pensar en su enfermedad no puede mejorar”.

El Ramón y Cajal realizó un estudio sobre sus beneficios entre mayo de 2008 y enero de 2009 con 119 pacientes de las unidades de Hematología y Trasplantes de Médula Ósea. Para los investigadores los resultados del reiki como terapia adicional eran más favorables en el ámbito psicológico que en el científico. El 65,8% de los encuestados dijo haber sentido calor, un 61,5% relajación muscular, el 31,6% sueño y un 30% manifestó mejoría en su estado de ánimo y vio reducida su ansiedad. Para Amparo Martín “no existe una causa efecto entre el reiki y la curación pero sí predispone para la recuperación”.

A pesar de ser una técnica implantada en hospitales y clínicas privadas de diferentes países del mundo suscita reticencia en personas que lo asocian a otro tipo de prácticas. “Mucha gente me dice que soy una brujita” dice María del Carmen González. La experiencia profesional cotidiana de Amparo Martín con pacientes a los que propone terapias complementarias no es satisfactoria, aunque “existen excepciones con personas que han contactado previamente con el tema y poseen cierto nivel cultural”, afirma la enfermera.

Para Amparo Martín el reiki complementa a la medicina en la curación de las secuelas psíquicas  “porque en una consulta los sentimientos a veces no se pueden expresar con palabras. Somos energía y si hay bloqueo se manifiesta físicamente”.

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