Aspirantes, seguidores y trabajadores unidos por Apple. Los entresijos de las pruebas de selección relatadas por los propios candidatos a los puestos del Apple Store de La Maquinista.
No es una compañía más en el mercado empresarial. La obsesión por el cuidado del más mínimo detalle también afecta a las selecciones de personal que se realizan en todo el mundo. El reto está en morder la manzana antes que el resto de los candidatos. La recompensa es conseguir la acreditación de empleado en un Apple Store y ser miembro de una gran 'familia'.
No es una compañía más en el mercado empresarial. La obsesión por el cuidado del más mínimo detalle también afecta a las selecciones de personal que se realizan en todo el mundo. El reto está en morder la manzana antes que el resto de los candidatos. La recompensa es conseguir la acreditación de empleado en un Apple Store y ser miembro de una gran 'familia'.
La aventura comienza con incluir el currículum vitae en la misma página Web, donde se pide realizar un cuestionario con preguntas como “¿qué productos de Apple tiene?” o también, “¿por qué quiere trabajar en un Apple Store?”. Las respuestas establecidas varían entre “quiero convertir a usuarios de Microsoft a Macintosh” o, simplemente, “me gusta ayudar a la gente”, como explica uno de los candidatos, Marcos Sandoval.
Pasan varios días hasta que los seleccionados reciben un correo electrónico. En él, se comunica la invitación a un evento de reclutamiento. “Recuerdo que tuve que ir al hotel Le Meridien de Las Ramblas en Barcelona. Cuando llegué, me encontré al resto de candidatos. Había gente de lo más variopinta, como sacada de una película”, comenta Sandoval.
El espectáculo empieza cuando se hace pasar a los aspirantes a una sala. “Sonaba música pop a todo volumen y la gente estaba entusiasmada. El personal de recursos humanos y otros encargados de Apple hicieron un pasillo aplaudiéndonos”, señala. “Aquello parecía el lanzamiento de un producto en un Apple Store o la salida a la cancha en un partido de NBA más que una cuestión laboral”.
No obstante, el gran recibimiento mostrado por Apple hacia los asistentes es privado. La empresa exige a los entrevistados la firma de un contrato de confidencialidad. En él, se comprometen a no divulgar públicamente nada de lo que en dicha sala se hable o se enseñe.
“El hermetismo que hay es impresionante. La mayoría de las personas que se presentan son fanáticos ‘a muerte’ de Apple. Su mayor sueño es trabajar allí. Adoran todo lo que sea Macintosh y les da igual lo que tengan que firmar con tal de conseguirlo”, destaca Marcos Sandoval.
![]() |
Logotipo diseñado por Marta Cañizares/ Pinta&Colorea designs. |
A lo largo de las tres horas que puede llegar a durar un evento de reclutamiento, hay tiempo para pegatinas con nombres y presentaciones individuales. Incluso, la proyección de un cortometraje sobre el éxito de los Apple Store, cómo es trabajar en ellos, algunas cifras de explotación y el posicionamiento de la empresa en el mercado mundial.
“Creo que te venden ‘la moto’ de lo ‘fantásticos’ que son y de alguna manera, todo el espectáculo te hace sentir parte de aquello. Aunque lo único que hacen es venderte la idea de que trabajar para ellos es tan exclusivo como sus productos”, como recalca Sandoval.
Todos los trabajadores están obligados a llevar una identificación plastificada en su turno laboral. En el dorso de esta acreditación, se encuentra lo que ellos mismos denominan ‘El Credo’. Una lista de mandamientos que bajo ningún concepto deben olvidarse.
“Sonreír constantemente”, “el cliente siempre es lo primero” y “no vendemos productos sino ilusiones” son algunas de la reglas que se pueden encontrar impresas. ‘Specialist’ en Apple Store de La Maquinista, Joan Loza, explica “la acreditación es como un arnés para alguien que trabaja en un andamio. Una identificación al cuello no salva vidas pero en mi caso, salva mi puesto de trabajo”.
En menos de 24 horas, el lanzamiento del iPhone 4S llega a España y se volverán a ver largas colas para la adquisición del nuevo producto. El culto por la compañía se extiende por todo el mundo. “Me quedé impresionado viendo cómo depositaban velas y flores en la puerta de la tienda por la muerte de Steve Jobs”, comenta Joan Loza.
El fanatismo que, muchos trabajadores y consumidores, profesan a la empresa es tan sólo un fenómeno exclusivo para Apple y el herencia que ha dejado Steve Jobs a la compañía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario