Ester Artells - Portavoz nacional de la Federación Jóvenes Investigadores Precarios
Con tan sólo siete años decidió que quería ser investigadora. Su futuro se dibujaba entre tubos de ensayo, batas blancas y constancia. Actualmente esta licenciada en Biología y doctora en Química y Genética, Ester Artells, es la portavoz nacional de la Federación de Jóvenes Investigadores Precarios. Esta catalana de 35 años representa a miles de investigadores que como ella luchan por conseguir un cambio en el modelo de investigación en España. Tras licenciarse estudió un master en Lyon y después obtuvo una beca de Formación del Personal Investigador (FPI) con la que pudo doctorarse en la Universidad de Barcelona. Ahora disfruta de una beca posdoctoral en la Universidad de Aix-Marseille, Francia y el centro de investigación Cerege. Realiza un estudio en ecotoxicología donde investiga la interacción de los organismos en el ecosistema. Con la incertidumbre del rumbo de la investigación en España Ester Arterlls nos cuenta como ve su futuro laboral fuera de las fronteras de su país.
P.¿Cuál es el problema de los jóvenes investigadores de España?
R. Que nadie apuesta por nosotros y eso que
somos la generación más preparada de España, la que se crió después del
franquismo, en plena democracia. El Estado me pagó la educación primaria,
también la secundaria y después la superior en la universidad. El ministerio me
becó y me hice doctora, considero que han invertido muchísimo dinero en mi y en
toda una generación. Después de estar híper preparados, de estudiar y
esforzarnos por labrarnos un futuro desprecian nuestra productividad científica
y tenemos que emigrar a otros países donde sí reconocen nuestro trabajo.
Definitivamente no tiene sentido.
P. ¿Cuáles son las diferencias entre
investigar en España e investigar en otro país?
R. Podría citar
muchas cosas que mejoran cuando sales de España como por ejemplo el sueldo, los
materiales con los que trabajas, la inversión, la tecnología, pero me quedo con
algo que considero más importante: el reconocimiento, que es algo que para mi
vale más que el dinero. Sentirse valorada como investigadora a nivel laboral y
social es algo altamente gratificante.
P. ¿Qué requisitos necesitó para
abandonar España y trabajar en el extranjero?
R. Una oferta de
trabajo.
P. ¿Piensa que su sueldo está equiparado con
su nivel académico?
R. Sí. Aunque hay que tener en cuenta que vivo
en Francia y aquí los sueldos son más altos. Lo irónico del caso es que yo no
veo mucha diferencia entre lo que pago aquí en el supermercado o de alquiler y
lo que pagaba en Barcelona. Es un poquito más caro pero no mucho más. El
sueldo, en cambio si que es muy diferente, de manera que aquí puedo vivir
mientras que en mi casa sólo sobrevivía.
P. ¿Hay alguna manera de volver a España
después de haber investigado en el extranjero y encontrar unas condiciones
laborales dignas?
R. El investigador vuelve a España por
el simple hecho de que aquí tiene
a su familia y amigos. A día de hoy la mejor y en muchos casos única
posibilidad que tiene un investigador de regresar es mediante el programa Ramón y Cajal. Un investigador que accede a este programa tiene ya un curriculum
impresionante y renuncia a condiciones laborales muchísimo mejores para
regresar. Estos programas, en teoría, duran cinco años de contrato y permiten
acceder a una plaza en un centro de investigación o universidad. Por desgracia,
actualmente no salen estas plazas y el investigador continua encadenando
contratos temporales.
P. ¿ La clase
política ha dejado de lado a la comunidad científica en España?
R. Sin duda, en
cuanto han empezado las dificultades, en vez de realizar una apuesta firme por
la investigación como hizo Alemania, se han dedicado a recortar presupuestos,
cancelar programas, saltarse convocatorias . Recortar fondos destinados a la
comunidad científica y su trabajo para orientarlos a obras o eventos de alto
coste en tiempos de crisis provoca una desvalorización social de la
investigación.
P. ¿El problema de España en
referencia a la ciencia es económico o cultural?
R. No hay una única
respuesta. Es económico, en tanto en cuanto no se destinan unos fondos
cuantitativamente importantes y de forma constante. Es cultural porque en la
sociedad actual española existen varias escalas de valores. Esto hace que, una
parte de esa sociedad, tenga una imagen desdibujada del trabajo que
realiza un joven investigador, que a menudo es visto como el eterno estudiante por no seguir la “norma” de trabajo-casa-boda-hijos. Y si
no se sigue esta “norma” es por la inestabilidad de nuestro trabajo, en la
mayoría de los casos.
P. ¿Cree que la sociedad española tiene
prejuicios con la profesión del investigador científico?
R. Más que
prejuicios es desconocimiento de la labor que desarrollamos .También se debe a
que históricamente en España la investigación sólo se hacía en las
universidades, y a día de hoy se sigue caracterizando por poseer modelos
endogámicos y bastante opacos. Eso es algo que la sociedad no ha, ni debe,
tolerar. Por ello luchamos por otra investigación, por mejorar el sistema y
para que repercuta directamente en la sociedad.
P.¿ Cuál es el objetivo principal de la
Federación de Jóvenes Investigadores Precarios?
R. Mejorar las condiciones laborales de los
jóvenes investigadores, luchar para poder eliminar aquellas becas que encubran
puestos de trabajo y elaborar propuestas que mejoren la situación de la ciencia
y la innovación en España.
P.¿ Cuál es la relación de la federación
con la administración?
R. El trabajo de la federación es apartidista.
No nos identificamos con ningún partido o sindicato, pero hacemos política
porque nos preocupamos por temas que nos afectan como ciudadanos: en este caso
mejorar la situación de los jóvenes investigadores. Por supuesto, se hacen
reuniones con los diferentes partidos políticos y administraciones.
P.¿ Qué se ha conseguido de esas reuniones?
R. Tuvimos un papel muy importante en el
desarrollo de varias enmiendas de la recién creada Ley de la Ciencia, la
Tecnología y la Innovación que fueron solicitadas desde la federación. Se consiguió
que las becas predoctorales se convirtieran en contratos. De esa forma el
investigador no sería un becado, sino un contratado y, entre otras ventajas,
cotizaría para la Seguridad Social. Actualmente existen las becas 2+2, es
decir, que después de dos años de beca, se pasa a un contrato temporal. Con la
nueva LCTI, los doctorándoos serán 0+4, es decir, contratados durante 4 años.
Lo que no se ha conseguido en esta nueva ley, entre otras cosas, fue asegurar
una estabilidad en la carrera investigadora.
P. ¿ En que campaña están trabajando
actualmente?
R. Ahora acabamos de cerrar la campaña “ No más becas por trabajo”, que obtuvo unos resultados muy buenos. Estamos
trabajando en la reforma de la Ley Andaluza de Universidades, en la
implantación de la nueva Ley de la Ciencia y en velar porque los organismos
implicados adapten las condiciones laborales a lo estipulado en la nueva
normativa.
P. ¿Si tuviera delante a la ministra de
Ciencia, Innovación y Tecnología, Cristina Garmendia, que le diría?
R. Que sea consciente que su gestión ha tenido
sombras y que debería haber recogido en todas las medidas que ha desarrollado
durante su cargo la sensibilidad de los colectivos de investigadores.
P. ¿ Cree que volverá pronto a España?
R . No, no lo creo. Hace tiempo imaginaba mi vida fuera de España, ahora ya lo tengo asumido.
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