I.E.S Jorge Guillén. Foto: Patricia Durán |
Pero el curso académico no se
presenta tan alentador para los profesores del municipio. Interinos y
funcionarios temen por su situación laboral, según cuentan desde el IES SantoDomingo. Todos ellos sufren los recortes a los que se ha sometido la educación
pública en la Comunidad de Madrid. Unos temen por su continuidad, otros asumen que su trabajo pasará los
límites de la legalidad. Legitimidad que está siendo seguida de cerca por los
sindicatos, como han informado desde Comisiones Obreras.
Una orden ministerial dictada el 29
de junio de 1994 muestra una realidad que denuncian los docentes desde los centros del municipio.
Los cambios en horarios y recortes presupuestarios chocan con la realidad. Las leyes disponen un máximo de 30 horas
laborables dentro del centro y 37 de libre disposición para preparación de
actividades docentes, el perfeccionamiento profesional o cualquier otra
actividad pedagógica complementaria.
Horarios imposibles de cuadrar,
clases repletas de mesas y sin capacidad para albergar la cantidad de alumnado
que este año se va a tener que acomodar en ellas, eliminación de las aulas de
compensatoria obligatorias por ley, cierre de bibliotecas y fin de los
desdobles para idiomas dispuestos en las normativas para institutos bilingües son
algunas de las medidas que se han tenido que adoptar para poder hacer frente al
nuevo curso escolar.
Con 6 profesores menos y 40 alumnos
más, el IES El Pinar volverá a abrir las puertas de sus aulas. No menos aflictivo
se presenta el curso para el IES Ignacio Ellacuría, que tendrá que afrontar el curso
con transferencia de materias y especialización de profesores. En él, un maestro
de dibujo cambiará el lápiz y el pincel por la regla y la calculadora. Lo mismo
ocurrirá con un licenciado y especialista en ciencias naturales que tendrá que
cambiar las disecciones y las células por ecuaciones y logaritmos neperianos.
Clases más numerosas,
falta de especialización, fin de las clases de idiomas como segunda lengua, menos
inversión en tecnología y apoyo escolar, menos oferta de asignaturas y
actividades extraescolares, supresión de las clases complementarias y bibliotecas
permanentemente cerradas. Todo ello, dice el portavoz de los institutos del
distrito centro de Alcorcón, Octavio Martín , que se debe a la “sobrecarga
horaria” a la que se encuentran sometidos los centros. Una realidad que hace entrever
la consecuencia que están teniendo en el sistema educativo los recortes de la
Comunidad, como ha informado una profesora del IES Jorge Guillén, Pilar Muñoz.
Profesores, jefes de
estudio y directores informan de que los recortes provienen de años atrás. Tres
centros de educación infantil abiertos durante el pasado curso han tenido que
afrontar los costes de materiales y sueldos de profesorado que se deben asumir
desde el gobierno regional como consecuencia de la transferencia de
competencias. Demoras en los pagos de las partidas destinadas a logística,
nuevas tecnologías o material escolar son algunas de las problemáticas que
desde el CEIP Vicente Aleixandre su jefe de estudios, Sergio González Campoamor
se apresura a denunciar.
Aún así estos no dejan
de recalcar que el problema no es el aumento de su jornada laboral, que
consideran, “sobrepasan los límites”. Tampoco es un inconveniente el sueldo,
que según Pilar mucho dista de lo reflejado en el Informe de la OCDE, en el que
se plasma un salario que oscila entre los 48.610 euros y los 52.654 euros
anuales para un profesor de secundaria. Lo que realmente resulta preocupante
para el colectivo docente es el incremento del número de niños por aula, que al
sumarse a la reducción de profesorado provoca una merma en la calidad de la
enseñanza, debido a la imposibilidad de “afrontar una jornada laboral que
supera las 50 horas diarias” y la incapacidad de “dedicar el tiempo suficiente
a cada uno de los niños” según Martín.
Los padres no muestran
menor enfado ante las medidas adoptadas por el gobierno regional. Un grupo de
madres de alumnos del IES Ignacio Ellacuría ataviadas con camisetas de color
verde “esperanza”, como ellas mismas han denominado, muestran su preocupación
ante lo que consideran un “asalto” a la educación pública. Sus hijos ya no
podrán ser tutorizados personalmente por sus profesores. Las clases de inglés estarán compuestas por
grupos de más de 30 alumnos y ahora ya no podrán cursar asignaturas que les
permitan avanzar con las materias más importantes como son matemáticas o
física.
Al margen de las
problemáticas entre docentes y gobierno, los niños siguen disfrutando de la vuelta al
instituto. Para unos es su primera vez, para otros este es el segundo o tercer
año. El futuro de España pende de un hilo. La educación pública, que para las miles de personas que se congregaron
en las manifestaciones de Madrid bajo el lema “La educación no es un gasto, es
una inversión” está en “peligro”. Y que mejor forma de mostrar su descontento
que secundar un huelga, que en el Alcorcón, según Martín, ha sido seguida, durante los dos días que ha tenido lugar, por
más del 80% de la comunidad educativa. Una forma de manifestar que se trata de
un tema central del que, la madre de un chico, que comienza durante este curso
un nuevo periodo escolar en un instituto de la localidad, ha manifestado que “derivará en otros muchos
problemas en el caso de que, no se sepa
o no se pueda afrontar con responsabilidad”.
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