El
Atlético de Madrid se veía obligado este verano a empezar de cero con un nuevo
proyecto que ilusionará a su afición. El elegido para comandar la nave era
Gregorio Manzano, que ya entrenó a los rojiblancos en la temporada 2003-2004
con muchas luces y sombras. El entrenador jienense llegaba con la difícil tarea
de hacer olvidar las salidas de las estrellas rojiblancas a base de buen juego,
triunfos y goles. El equipo se había reforzado bien y el buen juego desplegado en
la pretemporada generaba ilusión en una hinchada proclive a la exageración.
Manzano lo tenía todo para despejar las dudas que cuestionan su capacidad para
dirigir la nave atlética.
Pero el
equipo no termina de carburar y tanto en la grada como en la directiva se
empieza a cuestionar si el entrenador es el idóneo para este proyecto. Su decisión
con las rotaciones, una constante en cada partido, ha provocado que la afición
empiece a considerar que la falta de continuidad es el motivo de los malos
resultados. Algo que a Manzano no debería extrañarle, ya que por eso mismo tuvo
que abandonar el Vicente Calderón en su primera etapa.
Existen muchas
similitudes entre ambas etapas. Tras las ocho primeras jornadas disputadas, las
dos plantillas habían conseguido la misma cantidad de puntos: 10, aunque la
actual ha perdido la mitad de partidos (2 por 4 en la primera etapa). También
se destaca la diferencia de rendimiento de jugar como local o como visitante,
habiendo conseguido el 90% de los puntos en casa. Un pobre bagaje que lastró a
Manzano en su primera etapa y que por ahora, no ha conseguido remediar. Aunque
es reseñable la mejoría defensiva del equipo que ha encajado la mitad de goles
que en la 2003-2004. La falta de solidez defensiva ha sido la causa que ha
destrozado los anteriores proyectos atléticos.
Otro
problema al que se tiene que enfrentar de nuevo el entrenador es la falta de
gol del equipo y la dependencia total del mismo en su delantero centro. Como lo
fue en su momento Fernando Torres, Radamel Falcao es el encargado de poner el
gol del equipo. Algo que al principio fue una dura carga para el ahora
delantero del Chelsea pero que finalizó esa temporada con sus mejores registros
como goleador atlético. Torres llevaba hasta ese momento tres goles en ocho partidos y acabaría el
curso con 19. En cambio, el delantero colombiano lleva seis goles hasta la
fecha en liga y, siguiendo la media de Torres, acabaría la temporada con 33
goles.
Como
bien se sabe, no todo en el fútbol son números y estadísticas, aunque suele
creerse en la repetición de hechos a lo largo de la historia. Supongo que
Manzano confiará en que no se repita la historia. Esa que le hizo abandonar por
la puerta de atrás el banquillo con el que soñó y al que tanto le ha costado
volver.
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