Buscar relojes en la luz


Rufus May, psicólogo clínico de la Universidad de Braford, Reino Unido, relataba en su ponencia una anécdota que ponía en situación a los oyentes que escuchaban. “Un policía iba caminando por la calle cuando vio a dos hombres dando vueltas alrededor de una farola. El agente, extrañado preguntó: ¿qué están buscando? Los hombres respondieron que habían perdido un reloj y el agente preguntó si se había caído en ese lugar. No, respondieron, se ha caído por allí, pero aquí hay más luz”.

El pasado 10 de noviembre los medios se hacían eco de un suceso acaecido en Girona: un hombre había matado a su hija de dos años porque “el diablo se lo había ordenado”. Los medios lo atribuían por cuenta propia a un acto de enajenación ya que según los vecinos era “un hombre normal”. Pero, ¿cómo definir normal? Rufus May continuaba su ponencia. “Muchas veces esas voces se demonizan, pero es necesario descifrar su significado”. Intenta dar sentido a la experiencia psicótica, a las voces que muchas personas oyen en su cabeza sin saber por qué, para buscar no sólo dónde hay luz, sino también en las sombras, donde no nos atrevemos a adentrarnos.

"No hay más sitio, el aforo está completo", decía una de las organizadoras. No esperaban tanta asistencia. La larga cola protestaba al unísono. Querían entrar. Sorteaban los carteles informativos de la Fundación Manantial, una entidad sin ánimo de lucro que aporta atención integral a las personas con enfermedad mental. La IX jornada anual de esta fundación se celebraba en Caixa Forum, y las personas que no pudieron entrar la seguían a través de una sala habilitada con un proyector. “Escuchando a los usuarios”. Se apagaron las luces. La Compañía de Artes Escénicas Geometrance interpretaba un fragmento de su obra Psicomamnesia. Está formada por personas con trastorno mental y sin él. ¿Y tú, eres normal? Sentenciaba la última frase del acto.


El doctor que oía voces

Rufus May. Foto: bipolari.it
Después de las presentaciones de la directora general de Asuntos Sociales, Carmen Pérez Anchuela y de Francisco Sardina, presidente del Patronato de Fundación Manantial, llegaba el turno de Rufus May, un psicólogo inglés conocido como “el doctor que oía voces”. Trabaja como psicólogo clínico de adultos en los Servicios Públicos de Salud Mental en Bradford, Inglaterra. Su pasión por esta área se basa en propias experiencias con la salud mental en su adolescencia, el tratamiento psiquiátrico y la recuperación final. En 2005 escribía que su recuperación estuvo relacionada con “el hecho de ganar la confianza de otras personas en mis capacidades y en mi potencial. Aproximarme a nuevos contextos con seguridad en mí mismo me ayudó a resistir la adopción de una identidad basada en un modelo de enfermedad”. May pensaba que era un espía y que tenía un dispositivo en el pecho que le controlaba. Las personas que le rodeaban en vez de ayudarle a hacer frente a ese miedo eludían el tema, por ello hoy repetía incansablemente a lo largo de la conferencia que esas voces que tantas personas oyen en su interior deben ser escuchadas. Según el doctor, la psicosis es una respuesta comprensible a situaciones estresantes o dolorosas; se trata de un mensaje simbólico, como los sueños, que debe ser escuchado y no eludido, porque nos intenta avisar de algo. Explicaba, ante la mirada atenta de las numerosas personas con enfermedad mental que le escuchaban, que todos los problemas mentales están basados en el miedo. “Debemos adentrarnos en él para liberar esas emociones. La voz es un mensajero que expresa esa rabia que tenemos dentro. Muchas veces esas voces se demonizan, pero es necesario descifrar su significado”, relataba en un perfecto acento británico.


"Mensajeros que hablan de tragedias"

Marco estaba convencido de que podía construir una máquina del tiempo para viajar al pasado. Conocía las piezas que necesitaba y estaba seguro de que podía lograrlo. Cuando los médicos le preguntaron el por qué de ese deseo, y se adentraron en la sombra, descubrieron que Marco se sentía culpable de la muerte de su hermano y quería volver atrás para cambiarlo. Estas voces, según Rufus May son simples mensajeros de experiencias vitales que han causado un gran impacto en la persona. A veces son voces culpabilizadoras, otras manipuladoras, otras autolesivas o agresivas. “Las personas que oyen estas voces deben pararse a pensar por qué le están hablando e incluso dialogar con ellas. Deben ser escuchadas y tomadas en cuenta no sólo por ellos mismos, sino por las personas que les rodean”.
Según el doctor May, la recuperación del trauma se divide en tres áreas: la seguridad; las formas de gestionar la ansiedad, no sólo a través de la medicación, el ejercicio físico y sobre todo dar sentido a esa experiencia. “La medicación es necesaria, pero no en todos los casos. Reduce las expectativas de vida, produce dependencia. Debemos otorgar a las personas con problemas de salud mental la oportunidad de elegir qué quieren. Muchos profesionales no saben de estrategias de relajación, y eso unido al ejercicio físico resultan métodos muy efectivos en la fase de recuperación”.



Qué locura de radio

Después de la ponencia sobre el concepto de recuperación y las implicaciones para los servicios y los profesionales del doctor Ricardo Guinea, llegó el turno de Qué Locura de Radio, un programa de actualidad realizado por los usuarios del Centro de Día de Parla para personas con problemas de salud mental. Los principales objetivos de este proyecto son fomentar la recuperación de los usuarios y participar activamente en la lucha contra el estigma social. “Emitimos nuestro programa todos los jueves de 20:15 a 22:15”, locutaba un usuario desde la mesa redonda, pues el debate estaba siendo emitido. En el coloquio participaba también La casa verde, un programa de apoyo, prevención y seguimiento de hijos de personas con trastorno mental. “Si una mujer necesita ayuda con su bebé, nos desplazamos al domicilio”, contaba a través del micro Raquel del Amo, directora de este proyecto. “Las personas con problemas de salud metal pueden ser buenos padres”, sentenciaba.
La mesa redonda continuó con más intervenciones, en las que personas con enfermedad mental participaban activamente y contaban sus experiencias a través de un micro, sin ningún tipo de reparo ni temor.


El gran mensaje que se lanzó durante la jornada es que oír voces es una experiencia humana; su significado es muy simbólico y es importante romper ese código desconocido para aceptar y comprender por qué está pasando lo que está pasando. Desmitificar la psicosis y buscar al fin relojes en la luz.



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