La Organización Nacional de Trasplantes (ONT) es un organismo español que pertenece al Ministerio de Sanidad y cuyo objetivo es la coordinación de trasplantes y facilitar el proceso desde su extracción en un donante hasta la inserción del órgano en el receptor. España es líder a nivel mundial en donación de órganos pero el descenso de fallecidos en accidentes de tráfico y muerte encefálica, principales fuentes de obtención de órganos, contribuye a que, desde la ONT, se quieran fomentar los programas de donación por otras vías.
Gregorio Garrido (Madrid, 1959) es el jefe de servicio del área médica de la institución, dónde trabaja desde 2001. Apoya la promoción de los programas de donación en asistolia o parada cardiaca y confía en que el futuro de los trasplantes esté en la terapia celular en la que se trabaja “activamente”.
Pregunta.¿Cuál es el motivo por el que España es el primer país a nivel mundial en donación de órganos?
Respuesta. España tiene un sistema organizativo que se llama ‘el modelo español’ y ha demostrado que es muy eficaz a la hora de obtener donantes. Eso añadido a la generosidad de los ciudadanos españoles, sin los que no sería posible. La forma de hacer efectiva esta generosidad de los ciudadanos es con un buen sistema organizativo. En este modelo se ha basado la nueva directiva europea de órganos, que se publicó el año pasado y que obliga a todos los países a implantar un sistema semejante al nuestro.
P. Dentro de España, ¿cuáles son las comunidades autónomas con mayor número de donantes?
R. Las comunidades autónomas del norte pero varía de un año para otro: hay años que ha sido Castilla y León, otro año fue La Rioja... En general, las comunidades del norte, de la cornisa cantábrica como País Vasco, Asturias, Santander... son las que tienen las tasas más altas.
P. Ni el nombre del donante ni del paciente que recibe el trasplante son revelados, ¿por qué es tan importante conservar el anonimato?
R. Esto es muy importante. Nuestra legislación obliga a mantener el anonimato del donante y del receptor pero, sobre todo, del donante. El nombre se guarda confidencialmente y, si alguien lo da, está contraviniendo la ley. La legislación española considera que la donación tiene que ser altruista, generosa y que si se dieran a conocer los nombres de los donantes podría traer problemas. Por un lado, de confidencialidad para la familia que, a lo mejor, se desanimaba al saber que su nombre iba a ser público. Y, por otro, falta de intimidad porque la familia de un donante podría intentar ponerse en contacto con el receptor del órgano y esto siempre se ha considerado negativo.
P. ¿En qué estado debe quedar el cuerpo del fallecido para poder ser donante?
R. En personas fallecidas la donación más común es en muerte encefálica, que quiere decir que su cerebro, su sistema nervioso central, está muerto. Una serie de pruebas médicas demuestran con certeza cuándo una persona tiene el cerebro muerto y es la muerte absoluta, irrecuperable. Hay otros que se llaman donantes en asistolia o en parada cardiaca y son aquellos en los que su corazón deja de latir y cuándo pasa un tiempo, cinco o 10 minutos, ese corazón ya no se puede recuperar de ninguna forma y, además, después de esos minutos del corazón no latir, el cerebro también se ha muerto. En estos donantes el corazón deja de latir y no se puede utilizar pero el resto de órganos sí.
P. Dentro de España, ¿cuáles son las comunidades autónomas con mayor número de donantes?
R. Las comunidades autónomas del norte pero varía de un año para otro: hay años que ha sido Castilla y León, otro año fue La Rioja... En general, las comunidades del norte, de la cornisa cantábrica como País Vasco, Asturias, Santander... son las que tienen las tasas más altas.
P. Ni el nombre del donante ni del paciente que recibe el trasplante son revelados, ¿por qué es tan importante conservar el anonimato?
R. Esto es muy importante. Nuestra legislación obliga a mantener el anonimato del donante y del receptor pero, sobre todo, del donante. El nombre se guarda confidencialmente y, si alguien lo da, está contraviniendo la ley. La legislación española considera que la donación tiene que ser altruista, generosa y que si se dieran a conocer los nombres de los donantes podría traer problemas. Por un lado, de confidencialidad para la familia que, a lo mejor, se desanimaba al saber que su nombre iba a ser público. Y, por otro, falta de intimidad porque la familia de un donante podría intentar ponerse en contacto con el receptor del órgano y esto siempre se ha considerado negativo.
P. ¿En qué estado debe quedar el cuerpo del fallecido para poder ser donante?
R. En personas fallecidas la donación más común es en muerte encefálica, que quiere decir que su cerebro, su sistema nervioso central, está muerto. Una serie de pruebas médicas demuestran con certeza cuándo una persona tiene el cerebro muerto y es la muerte absoluta, irrecuperable. Hay otros que se llaman donantes en asistolia o en parada cardiaca y son aquellos en los que su corazón deja de latir y cuándo pasa un tiempo, cinco o 10 minutos, ese corazón ya no se puede recuperar de ninguna forma y, además, después de esos minutos del corazón no latir, el cerebro también se ha muerto. En estos donantes el corazón deja de latir y no se puede utilizar pero el resto de órganos sí.
P. Se puede elegir a la persona a la que se va a donar en vida, ¿se podría elegir a la persona a la que se va a donar al morir?
R. No. Cuándo se dona en vida, sí se puede elegir a quién se dona, suele ser para alguien del ámbito familiar. Hay una persona enferma y otra que, generosamente, le dona un órgano. En el caso de la donación de cadáver no es así porque la distribución de los órganos de los donantes está regulada a nivel nacional y hay una lista nacional que, cuándo hay un donante, su órgano ya está, por decirlo de alguna forma, designado a qué paciente va a ir. Y la familia del donante no tiene ninguna capacidad para decidir a dónde va ese órgano, lo prohíbe nuestra ley.
P.¿Cuál es el trasplante que tiene mayores complicaciones?
R. Quizá el de intestino que es el que menos se hace. El intestino es un órgano muy sensible que puede tener muchas complicaciones al ponerlo.
P.¿Y cuál es el que obtiene mejores resultados?
R. El renal, sin duda alguna. Es el trasplante más frecuente. En general no tiene porqué tener complicaciones. Todos los órganos tienen alguna complicación que es la posibilidad de rechazo. Hoy en día tenemos medicamentos suficientes para controlarlo y, en la medida de lo posible, evitarlo. Y luego, hay una serie de complicaciones a parte del rechazo que son complicaciones de índole quirúrgica. Cuánto más pequeño sea el órgano y el receptor, más dificultades hay.
P. El Hospital Puerta del Hierro ha conseguido que pulmones extraídos para un trasplante sigan respirando, lo que se llama Perfusión Exvivo Pulmonar Portátil (PEPP), ¿qué nivel de éxito presenta?
R. El Hospital Puerta del Hierro es el primero que lo está haciendo en nuestro país, pero lo están haciendo en más partes del mundo. Presenta éxito porque el problema que tenemos a veces, cuándo vamos a trasplantar un pulmón es que no funciona bien o porque tiene edema o por algún problema. Si ese pulmón lo mantenemos el tiempo suficiente para que ese problema desaparezca, cuándo lo ponemos ya va a ser útil. Mientras que si lo hubiéramos puesto directamente a lo mejor no habría funcionado. Y tiene otra ventaja: se puede controlar el tiempo de isquemia, tiempo que pueden permanecer los órganos fuera del cuerpo del donante antes de que se pongan en el receptor. Si ese tiempo se alarga, el órgano se muere y se estropea. Con esta máquina podremos alargar los tiempos de isquemia porque aunque el órgano esté fuera del cuerpo se está oxigenando bien y puede aguantar todo el tiempo que necesitemos para ponérselo al receptor.
P.¿Sólo se puede ser donante si se fallece en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI)?
R. Sobre todo si es donante en muerte encefálica porque para eso el cerebro del donante tiene que estar muerto y, si eso ocurre, la persona deja de respirar. A estos donantes se les mantiene respirando “de forma artificial” y se les ponen drogas para que su corazón también funcione a pesar de que no funcione su cerebro, por eso son donantes en la UCI.
Los donantes en asistolia no necesariamente tienen que fallecer en la UCI. En Madrid, por ejemplo, hay programas de asistolia muy buenos que actúan cuándo una persona tiene una parada cardiaca en la calle. Le reaniman y, si la reanimación es infructuosa, inician las maniobras de la asistolia y se pregunta a los familiares si quieren que se continúe para que esa persona acabe siendo donante. En ese caso, el fallecimiento ha sido fuera de la UCI, en la calle o camino del hospital.
P. En 2010, uno de cada 10 donantes fue en asistolia y este año quieren aumentar hasta el 20% para compensar el descenso de muertes por accidente de tráfico y de muerte encefálica, ¿cómo pretenden hacerlo?
R. Estamos aumentando el número de programas de donación en asistolia. Ésta se hace entre seis hospitales de nuestro país: en Barcelona, Madrid, Granada, Coruña, Alicante y Valencia. Se están haciendo programas para que en más ciudades haya equipos que hagan este tipo de donación. Así, si falleciera una persona por parada cardiaca, por ejemplo en Melilla, que hubiera un programa allí que permitiera que si esa persona no se recupera de la parada cardiaca pueda acabar siendo donante de asistolia.
P. Debido a la falta de donantes, porque a pesar de que España esté a la cabeza del mundo siempre son necesarios, ¿ve posible en un futuro próximo conseguir trasplantes de animales, como los cerdos, (xenotrasplantes) para receptores humanos?
R. El trasplante de órganos de animales hace 10 años se pensó que iba a ser la solución del déficit de órganos. Se llamaba a las granjas de animales para obtener órganos para los humanos. Pero el tiempo ha parado esta aplicación sobre todo por el peligro de trasmisión de infecciones víricas de animales al hombre. Hoy en día el xenotrasplante está muy bloqueado porque no se ha conseguido romper esa barrera. En ese sentido, ahora se está trabajando muy activamente en la terapia celular, en crear órganos mediante ingeniería tisular (tejidos) o mediante regeneración celular. Ése podría ser el futuro, pero es un futuro a largo plazo.
P. Si se llevase a cabo un xenotrasplante, ¿la persona tendría derecho a saber que su órgano proviene de un animal?
R. Si se llegara a hacer no es que tuviese derecho, es que habría que pedirle permiso. No se le puede poner a nadie un órgano de un animal sin que lo supiera. Pero, hoy por hoy, está todavía lejos de la realidad.
P. ¿Cuáles son las expectativas en relación a los trasplantes ?
R. Estamos trabajando en potenciar la donación de vivo y en aumentar la donación en asistolia, a corazón parado. Potenciando esas formas de donación queremos seguir aumentando el número de trasplantes para solucionar las listas de espera a corto-medio plazo. A largo plazo, lo que más se está trabajando ahora es en la creación de órganos artificiales a partir de la terapia celular, a partir de matrices o de células. A un paciente le pusieron una tráquea que era artificial repoblada con sus propias células, pues algo parecido a eso.
P. El proceso de trasplante está totalmente financiado por el Sistema Nacional de Salud y las Comunidades Autónomas, ¿esto cambiará de alguna manera con el nuevo gobierno?
R. No, en absoluto. Nuestro sistema de donación y trasplantes lleva funcionando con la Ley de Trasplantes del 79, y desde ese año han gobernado en nuestro país distintos partidos y nunca nadie lo ha cambiado. Yo creo que es una de las claves del éxito de nuestro modelo y de nuestro sistema: que la donación y, sobre todo el trasplante, es pública. Lo que dice la Ley de Trasplantes es que el proceso de donación tiene que ser generoso, altruista y anónimo. Nadie va a poder cobrar por la donación ni en dinero ni en fama. El trasplante tiene que ser gratuito y sin ánimo de lucro, a nadie se le puede exigir que pague para recibir un trasplante ni nadie se puede enriquecer comerciando con órganos o trasplantes. Esas son las líneas básicas de nuestro sistema. No se ha cambiado desde que se publicó y ahora es impensable que se vaya a cambiar.
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