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La universidad pública se convierte en ‘concertada’


La Universidad Rey Juan Carlos (URJC) será a partir del año que viene, por orden del Estado, una de todas esas universidades públicas que subirá las tasas de la matrícula. El ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, lo anunció el pasado 20 de abril y desde entonces los rectores de las distintas universidades públicas de España se han opuesto, sin hallar solución alguna.

Uno de los que ha hablado ha sido el rector de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), José Carrillo, que en la comisión de Educación y Empleo de la Asamblea de Madrid ya dejó claro su postura en cuanto a la subida de las tasas universitarias que ha aprobado el Ejecutivo: "Nuestras tasas no eran bajas y ahora van a ser altas, bastante altas, y eso va a generar exclusión social. No nos quepa la menor duda de que hay alumnos que van a tener que dejar de estudiar”

La cuestión es que la modificación del pago supone hasta un máximo de 540 euros más al año en el coste de una nueva matrícula y la subida de las penalizaciones a los repetidores, que podrían llegar a asumir el 100% del coste de una plaza universitaria, que podría oscilar entre los 5.000 y los 7.000 euros, según estimaciones del ministerio. Aunque el ministro Wert ha comentado que no se reducirán las becas, existe también bastante escepticismo en torno a este punto. Además, para ahorrar aún más en el gasto en educación, se prevé aumentar el número de alumnos por aula, lo cual en algunas universidades públicas ya resulta al menos cuestionable.

Para comparar el gasto de la universidad pública y la universidad privada y la calidad de cada una, hablamos con Sergio Sánchez Palomar, estudiante de Administración y Dirección de Empresas en la Universidad Europea de Madrid (UEM), privada, y con Marcos Martínez Bruña, estudiante de la misma carrera pero en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, pública. 

Campus de Villaviciosa de Odón de la Universidad Europea de Madrid / UEM
La horquilla fijada por el ministerio en la subida es del 15% al 25% del coste, donde las comunidades serán las que decidan qué porcentaje aplican en función de las circunstancias de su región y de los objetivos del déficit. El precio medio que según El País rondaba los 1.050 euros en la primera matrícula sube hasta los 8.000 euros en una universidad privada como la Europea. Ahora, con la subida de tasas la matrícula en una facultad pública para los repetidores podría llegar hasta 7.000 euros. En la privada, la segunda matriculación supone un aumento del 10% por crédito. En la pública, un 25%.

Pero, ¿es mejor una universidad privada que una pública? Para Sergio Sánchez sí hay diferencia: “En la universidad privada, como pagas por un servicio, ese servicio es algo mejor, no en cuanto a la calidad de enseñanza porque incluso en las públicas es posible que te exijan mas, sino más bien a la relación con el profesor. En la privada la relación es mas cercana con todo el profesorado, se ofrecen continuamente con tutorías, puedes contactar con ellos en cualquier momento por correo y te contestan en poco tiempo”. “Los alumnos por aula rondan los 50 como muchísimo en licenciatura de las privadas, y este año en los grados suelen ser de 30 alumnos por clase” cuenta el estudiante de la UEM.

Esto evidentemente distancia mucho a las públicas y, como ejemplo más concreto, la URJC, donde la media es de más de 100 alumnos en la licenciatura. Incluso, según Marcos Martínez, “los alumnos se han llegado a quejar de algunas asignaturas porque en algunas de libre elección ha llegado a haber más de 150 personas”. Por ello mismo, Sergio Sánchez cita una comparación en este sentido: “como me dijeron una vez, en la pública eres un número de expediente y en la privada se saben tu nombre”.

Campus de Fuenlabrada de la Universidad Rey Juan Carlos. / lightbyte

 Para Martínez Bruña “se debería de poner un límite de alumnos para mejorar la calidad, ya que, por ejemplo, para asignaturas donde se necesitan aulas con ordenadores, son tantos los alumnos que hay por clase que no existen aulas con suficientes, y se tienen que partir turnos y así es peor para todos”. “Pierdes más tiempo tú y los profesores que tienen que explicar dos veces lo mismo a compañeros de la misma clase” sentencia el estudiante de la URJC.

Así pues, queda evidenciado en los estudiantes que el mayor importe en el pago de la matrícula no generaliza una mejor enseñanza, y que la cuestión se centra más en que los estudiantes tengan la posibilidad de acceder a unos estudios, y que las aulas, ya masificadas en la enseñanza primaria y secundaria, no sufran el mismo efecto.


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