Hasta la entrada en vigor, en 2007, de la conocida como Ley de Dependencia, las familias y enfermos de Alzheimer se encontraban desprotegidos en un mundo conocido pero desconocido a la vez. Sin embargo, gracias a la ayuda de asociaciones especializadas en este tipo de enfermedad, el camino ha sido largo pero nunca en solitario. Éste es el caso de AFAMSO (Asociación de Familiares de enfermos de Alzheimer de Madrid Suroeste) que desde su fundación, en 1999, ha atendido a multitud de familias afectadas de Móstoles y de diferentes municipios del Suroeste de la Comunidad de Madrid.
Actualmente, atienden a casi 100 familias para la orientación psicológica y jurídica y cuentan con diferentes actividades tanto para los enfermos como para los familiares. Para los primeros, disponen de actividades de psicoestimulación y de terapia ocupacional acorde a los tres grados de la enfermedad y para los segundos, talleres de formación y grupos de ayuda mutua. Para el psicólogo de la Asociación, Carlos Fañanás, lo que tratan con este tipo de terapias no farmacológicas es retrasar el avance de la enfermedad ya que es imposible, a día de hoy, frenarla por completo. Para él, la existencia de este tipo de asociaciones es vital para la aceptación de la enfermedad y asistencia al paciente. Sin un diagnóstico precoz y unas terapias adecuadas, la velocidad de la enfermedad podrá variar dependiendo el caso.
Por su parte, la trabajadora social del centro, Gema Guerra, entiende que con la crisis y los recortes, el Estado del bienestar se ve afectado severamente y esto, añadido al copago implantado en la Comunidad de Madrid, complica año tras año el reparto de la partida presupuestaria. Además, añade que la introducción paulatina de la Ley de Dependencia continúa siendo un caos. Existen divisiones entre el Gobierno Central y las Autonomías y, por tanto, las estadísticas de distribución de estas partidas varían dependiendo de la Comunidad. En el caso de la Comunidad de Madrid, el afectado tiene derecho a una valoración que, primero, es realizada por un trabajador social de la localidad y luego, por uno de la Comunidad. Ellos evaluarán a partir del informe médico la situación del enfermo y de la familia que está a su cargo. Después, la familia será la que decida qué tipo de ayuda solicitará. Éstas pueden ser: asistencia en el domicilio, servicio de teleasistencia, plazas en centros de día o residencias y compensaciones económicas para la contratación de un cuidador profesional o para el cuidador familiar.
En el caso concreto de Móstoles, cuenta con dos residencias y tres centros de día cuya titularidad es pública pero gestionada por empresas privadas y una residencia totalmente privada. Desde la Asociación explican que las plazas en las residencias de carácter público son muy escasas y en el caso de las privadas, supone un coste mensual que ronda los 2000 €.
En cuanto a los centros de día en Móstoles, explican que no son específicos para enfermos de Alzheimer o cualquier otro tipo de demencia senil, por lo cual no tienen acceso a actividades concretas que favorezcan la estimulación o ralenticen la enfermedad. Esta situación hace necesaria la existencia de centros especializados para este tipo de enfermedades neurodegenerativas que, actualmente, en Móstoles no existen. Además, el psicólogo de AFAMSO apunta que si no es por la presencia de la asociación en el municipio, los enfermos estarían en un limbo a la espera de una plaza en una residencia o al cargo de un familiar que se encargara del tratamiento por su cuenta.
En cuanto a los centros de día en Móstoles, explican que no son específicos para enfermos de Alzheimer o cualquier otro tipo de demencia senil, por lo cual no tienen acceso a actividades concretas que favorezcan la estimulación o ralenticen la enfermedad. Esta situación hace necesaria la existencia de centros especializados para este tipo de enfermedades neurodegenerativas que, actualmente, en Móstoles no existen. Además, el psicólogo de AFAMSO apunta que si no es por la presencia de la asociación en el municipio, los enfermos estarían en un limbo a la espera de una plaza en una residencia o al cargo de un familiar que se encargara del tratamiento por su cuenta.
En cuanto a su subsistencia, recalcan que son una Asociación sin ánimo de lucro y cuyo centro, compartido con otras tres asociaciones más, está subvencionado por el propio Ayuntamiento de Móstoles. Los gastos de alquiler, suministros, conserje y mantenimiento corren a cargo del Consistorio. También, gozan de financiación privada por parte de las Obras Sociales de las Cajas de Ahorro como La Caixa y Caja Madrid, aunque este año temen que estas ayudas disminuyan por la creación de Bankia. Y con respecto a la obtención de fondos propios, consiguen financiación con la venta de participaciones en diferentes sorteos de lotería, a través de la cuota de los socios y otro tipo de donativos como los recaudados el pasado 21 de septiembre, Día Mundial del Alzheimer, realizados por las personas que acudían a las mesas de información situadas en diferentes puntos del municipio.
La Asociación pide una mayor implicación de los entes públicos, la ampliación de plazas públicas en las residencias y una mejor estructuración de la Ley de Dependencia ya que, en muchos casos, los expedientes más antiguos se pierden en el camino y si no es por el reclamo de los solicitantes, la Administración no se pronunciría o las solicitudes acabarían en el baúl de los recuerdos.
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