Desde hace años se viene repitiendo, que el premio Nobel es otorgado al mismo candidato, que ha ganado meses antes el premio Lasker
El pasado 23 de Septiembre, tuvo lugar
la ceremonia de entrega de los Premios Lasker en la ciudad de Nueva York. Desde
1945 éstos galardones, conocidos como el Nobel americano, reconocen la labor de
médicos y científicos en el avance de las ciencias de la salud. Este año, en la
categoría clínica, el premio ha recaído en la investigadora china Tu Youyou.
Mujer nacida en 1930, cuyos trabajos condujeron al descubrimiento del efecto
antimalárico de la artemisina, pasando de la farmacopea oriental tradicional, a
la base del tratamiento actual contra el paludismo o malaria, enfermedad
causada por la picadura de un mosquito y que mata a un niño cada 30 segundos en
el mundo, principalmente en África.
La científica china, de 81 años, se
inspiró en una receta extraída del Manual de prescripciones para emergencias,
escrito por Ge Hong en el 284-346 d.C: "Un puñado de ginghao (la
artemisina) en 2 litros de agua, escurra el jugo y bébalo todo". En ésta
frase de apariencia culinaria se esconde la clave del premio Lasker a la
investigación clínica en 2011 y quién sabe si también el Nobel de Medicina que
se fallará en las próximas horas, un tesoro pues de la medicina china muy útil
para el siglo XXI.
Youyou fue graduada en Farmacia en la Universidad
de Pekin en 1955, además fue una de las científicas que formaron parte años más
tarde del Proyecto 523, una iniciativa secreta del Gobierno chino iniciada a
finales de la década de los 60 para desarrollar nuevos tratamientos contra la
malaria, basados en remedios de la medicina tradicional china. Tal como relata
ella misma, investigó más de 2000 preparaciones de hierbas e identificó 640
potenciales antipalúdicos.
El momento decisivo llegó cuando constató que el extracto de artemisia
annua (ajenjo dulce) ofrecía un grado de inhibición contra el crecimiento del
parásito de la malaria muy prometedor. Buscando una explicación, revisó en
profundidad los libros de medicina tradicional y encontró una sola referencia
relevante del uso del ginghao para aliviar los síntomas de la malaria en la
obra de Ge Hong; la preparación propuesta hizo ver a Youyou que era el proceso
del calor con el que normalmente obtenían el extracto de la planta, lo que
podía destruir los compuestos activos, y por tanto sería necesaria una
temperatura baja para preservar las propiedades antimaláricas de la planta.
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Poblado repleto de mosquitos en Yacarta, 1951. Fotografía: Celia Reina Cerdán |
El 4 de octubre de 1971 obtuvieron un
extracto no tóxico y neutral que resultó cien por cien eficaz contra la
parasitemia en ratones infectados por Plasmodium berghei y en monos con
Plasmodium cynomolgi. Como durante la Revolución Cultural china no era posible
realizar de forma práctica ensayos clinicos con nuevos fármacos, la
investigadora y otros científicos de su grupo no dudaron en probar en ellos
mismos el extracto. Una vez comprobada la seguridad del producto, empezaron a
administrarlo a pacientes infectados tanto con Plasmodium vivax como con
Plasmodium falciparum (los más frecuentes en el hombre) obteniendo muy buenos
resultados.
Los enfermos tratados con el extracto experimentaron una rápida remisión
de los síntomas (fiebre y parásitos en sangre), al contrario de los pacientes
que recibieron cloroquina. La eficacia de la artemisina contra la malaria no
atrajo la atención de otros científicos del mundo, hasta la década de 1980,
araiz de un encuentro apoyado por la Organización Mundial de la salud (OMS),
que se celebró en Pekín. La primera mención en la literatura científica en
inglés tras los resultados exitosos de éste nuevo fármaco, se registró en 1979.
Ahora, tal como ha destacado el jurado de los premios Lasker de 2011, la
terapia farmacológica combinada que incluye la artemisina, constituye el
tratamiento convencional para la malaria, incluyendo la OMS a éste extracto en
su catálogo de medicamentos esenciales.
El premio llega en justo reconocimiento a la eficacia de éste
tratamiento, que ha contribuido a reducir significativamente el impacto de la
malaria en todo el mundo, especialmente en Africa. Además supone un impulso a
las aspiraciones que se han concretado en planes de acción en varios países
azotados por la enfermedad, no ya para controlar sino para erradicar la
malaria. A tan sólo horas del fallo del Premio Nobel de Medicina, y ya
conocidos los ganadores de los Lasker, arrecian los rumores sobre quién se
llevará el galardón sueco de éste año. Los Lasker son el barómetro de futuros
Nobel de Medicina, pues de 80 laureados con los Lasker, han recibido el Nobel
28 de ellos en los últimos 20 años.
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