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Rap, poesía y canciones de autor amenizan una tarde de 'desvelo' por la educación pública

El Instituto de Educación Secundaria Joaquín Rodrigo, de Vicálvaro, abrió sus puertas el pasado 19 de octubre de manera vespertina para hacer un llamamiento. Tres horas de música 'rap', lecturas de poesía y canciones de autor hicieron botar a los estudiantes que se animaron a pasarse por las puertas del centro. "Por una educación pública de calidad", gritaban los allí presentes mientras sus camisetas verdes parecían ofender a algunos paseantes.


Las rojas verjas del Instituto Joaquín Rodrigo de Vicálvaro se vistieron de verde para la ocasión. Decenas de profesores y alumnos se "pasaron por allí" para "apoyar la causa" bajo el lema: "nos desvelamos por la pública". Los recortes educativos de la Comunidad de Madrid sirvieron de excusa para abrir el centro a las cinco y media de la tarde y realizar un encierro de docentes en el que la ilusión por un "cambio" era el principal ingrediente.

La tarde comenzaba, y los alumnos iban dejándose caer. No para dar clase. Tampoco estaban castigados. Los estudiantes del I.E.S. Joaquín Rodrigo querían contribuir a "hacer ruido". Carmen Asanza tiene 16 años y cursa 1º de Bachillerato en este centro. Le queda más de un año para examinarse de la temida Selectividad pero manifiesta que tiene miedo a que los recortes de profesores influyan en su preparación. "Han despedido al profesor de Física y nos está dando sus clases un Licenciado en Matemáticas. Vale que esté relacionado, pero no es lo mismo", cuenta Asanza.

El arte parecía estar presente en todos los actos preparados para la jornada. Durante cinco horas de encierro -que se alargó hasta las diez y media de la noche-, un grupo de rap, varios actos deportivos, dos cantautores y dos narradores de poesía amenizaron la tarde de manifestación. Las canciones no dejaron indiferentes a los alumnos que decidieron asistir al encierro y gritaron durante todo el concierto de 'Vene', un grupo de raperos que estudian en el Instituto Joaquín Rodrigo.

Pipas, palomitas y agua por doquier llenaban las mesas que, con chicles pegados bajo las cajoneras, alojan habitualmente los libros de texto. "Tenemos que reponer fuerzas para seguir gritando con la misma fuerza que el primer día. Nos quejamos por el bien de los alumnos y por eso mismo ellos están aquí. Han colaborado con todo, han seleccionado poesías representativas sobre la importancia de la educación, han compuesto canciones y se han vestido con las camisetas verdes", comenta una de las docentes del centro, Mónica Fernández.

No todos los que pasaban por el instituto querían "apoyar la causa". Algunos paseantes consideraban que el gasto de abrir el centro en un horario inusual no es "lo correcto". Un comerciante de la zona, Jesús Antonio Álvarez, advertía: "Están exagerando demasiado. La crisis nos está afectando a todos y por trabajar dos horas más no deberían liar la que están liando. Yo abro ahora mi bar hasta las once de la noche, cuando antes lo cerraba a las ocho de la tarde". Las ya famosas camisetas verdes parecían enfadar a estos detractores del encierro que, según opinaban algunos de los alumnos, "están totalmente desinformados".

La noche iba cayendo pero el espíritu no. Tras terminar la 'batukada' en el gimnasio del centro, los profesores abrían las puertas de las clases para mostrar los trabajos que los alumnos habían realizado con motivo del encierro. 'Graffitis' en sábanas blancas, esculturas de papel mojado y vinilos decorativos eran el resultado de la dedicación que los estudiantes habían mostrado durante la semana anterior al acto. "Por supuesto que estamos de acuerdo con esto. La educación es la base de una sociedad y apostar por la enseñanza pública siempre ha sido nuestra filosofía", explicaban los padres de un alumno de secundaria, Rodrigo Cañas y Esperanza Carpio.

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