El tiempo es oro pero, en este caso, el bolsillo no lo es tanto. Y es que la situación económica actual tiene consecuencias hasta en los vicios de los más fumadores. Según datos recogidos por el Comisionado para el Mercado de Tabaco publicado por el Boletín Oficial del Estado (BOE), el tabaco de liar ha aumentado un 60% frente a la tradicional cajetilla. Desde 2007, este tipo de producto se ha convertido en un respiro para muchos fumadores y su consumo ha ido en aumento.
Los principales afectados de esta alternativa son los estancos. Según el gerente de la Asociación Nacional de Expendedoras de Tabaco (AMETT), Ismael Alonso, “el tabaco de liar es mucho más barato por lo que el margen de beneficio para los estancos es menor”. La distancia entre estas dos formas de consumir tabaco cada vez está más diferenciada. Mientras que una cajetillas de 20 cigarrillos puede costar una media de tres euros, un sobre de tabaco, con sus filtros y papel, se fija en los cuatro euros y puede llegar a contener más de 60 unidades. Aunque es cierto que todo es tabaco, “en la recaudación final se nota que se vende más este tipo de cigarros de liar que las cajetillas de toda la vida”, asegura el portavoz de la Asociación de Tabacaleras de Castilla-La Mancha, Mateo Martínez.
Muestra de un tipo de tabaco de liar con su papel y filtro. Foto: Estefanía SR
Frente a esta forma de ahorrar, pero sin dejar de consumir, las empresas tabacaleras se han puesto las pilas y apuestan por métodos mucho más económicos que los cigarrillos comerciales más potentes. Estas son las llamadas cajetillas “Low cost”. Marcas que son cifradas a través del impuesto mínimo establecido y que cada vez son más conocidas entre los fumadores. Y es que, mientras que uno de los tabacos más caros del mercado, Malboro, se fija en cuatro euros, otras marcas de nueva creación, como Pall Mall, son un 11,5% más baratos que los anteriores. Estas cajetillas de tabaco suelen ser consumidas en su mayoría “por personas que no tienen muchos recursos económicos”, aunque como mantiene el estanquero, “se está extendiendo al resto de población”. Sin embargo, de estas cajetillas los tabacaleras sólo recaudan el 20% de su total, ya que el 8o% del precio pertenece al Estado.
En definitiva, es una guerra de precios, que unida a los efectos de la ley antitabaco, intensifica, todavía más, “la crisis de estos establecimientos en una etapa difícil para todos, entre ellos los estancos”, afirma el gerente de la asociación nacional de expendedoras de tabaco.
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