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Los profesionales de la industria española del videojuego valoran la repercusión de las últimas legislaturas en el sector


Las dos legislaturas de Zapatero han coincidido con la consolidación del ocio electrónico como potente industria creativa ligada al desarrollo de las nuevas tecnologías. Durante estos años el videojuego se ha convertido en la forma de ocio que más crece año a año hasta llegar a superar en beneficios a las del cine y la música juntas. Esto también se hace notar en España, el cuarto país de Europa en consumo de videojuegos según datos de la Asociación Española de Distribuidores y Editores de Software de Entretenimiento (Adese).


Por ello, los profesionales de este sector en auge llevaban tiempo exigiendo la creación de organismos que permitan aprovechar esta circunstancia y ayudar a situar a la industria española en un nivel acorde al de los usuarios. Con este cometido se creó Gamelab, alianza entre empresas y desarrolladores españoles para difundir su labor con una única voz y promocionar el videojuego español a través de iniciativas como la Feria Internacional del Videojuego y el Ocio Interactivo que hacen en Barcelona cada año y la cual va ya por su séptima edición.

Desde Gamelab ven “lícito reclamar una consideración similar entre el videojuego y otras artes”. De esta forma, apoyan alguna de las medidas tomadas por el Gobierno socialista que han repercutido en la evolución del sector español. Así, del 2004 al 2011 se han tomado iniciativas como la inclusión del videojuego dentro de las industrias culturales, hecho que lo sitúa en el mismo escalón en España que el cine, la música y las artes plásticas. Este hecho se dio en 2009, cuando la Comisión de Cultura del Congreso de los Diputados votó unánimemente la medida junto a la enmienda que permitía las subvenciones al sector. A partir de entonces se inició la puesta en marcha de la Academia de las Artes y las CienciasInteractivas y la creación del Premio Nacional del Videojuego, el cual se concede bajo la tutela de Gamelab y premia anualmente a la mejor obra española, este premio nació junto a uno similar para el mundo del cómic.


La ministra González-Sinde junto a varios miembros de la Academia las Ciencias Interactivas.

Pese a esto, el reconocimiento del “videojuego español” a nivel internacional es todavía escaso, salvo excepciones de lujo como la de Mercury Steam con su Castlevania: Lords of Shadow. Además, este es el caso de una desarrolladora contratada para llevar a cabo una producción de la japonesa Konami. Las producciones puramente españolas son aún más humildes y centradas en nichos de mercado. Gamelab defiende que hay que “mirarse en el espejo de sagas de éxito como Assasins Creed”, de producción francocanadiense, o apostar por producciones europeas, ya que esta es “una industria que cada vez maneja mayores números de facturación, pero que también requiere de grandes cifras a la hora de llevar a cabo una superproducción con grandes aspiraciones”.

Otra de las decisiones que influían en el sector y sus profesionales era la creación de la Ley de Economía Sostenible en 2009, denominada Ley Sinde porque fue impulsada desde el Ministerio de Cultura y defendida a ultranza por la ministra Ángeles González-Sinde. Esta ley intentaba poner cerco a las descargas piratas de música, cine y videojuegos y desató la polémica en Internet. Adese critica que pese a haber entrado en vigor en marzo, esta ley no se ha puesto en marcha en lo que concierne a la lucha contra la piratería, achacando a esto la nueva subida de los índices de piratería nacional de videojuegos. Para esta asociación, la ley quedó “paralizada por la actual coyuntura política”

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