Entradas populares

La palabra más repetida en campaña II


Las mil caras del contrato único
(Continuación)


Por su parte, el Partido Popular (PP), principal favorito en los sondeos electorales, propone en su programa “simplificar” la tipología de contratos, al igual que la patronal. Además,los populares han coqueteado durante la campaña con el llamado contrato único. Finalmente, el vicepresidente tercero del Congreso y candidato del PP por Barcelona, Jorge Fernández, aclaró y se comprometió, así como el programa del partido, que impulsarán en los primeros cien días una reforma laboral que reduzca a 3 o 4 los tipos de contrato.
El presidente del Círculo de Economía, exministro con Aznar y exlíder del PP catalán, Josep Piqué, apuntó que la reforma laboral es de las medidas más urgentes por lo que saldrá adelante “sí o sí”, con independencia de si se consensúa. “El consenso es un mérito pero no una finalidad en sí mismo”, avisó el dirigente popular, dejando clara la intención de su partido de gobernar según sus posiciones más allá de las posibles diferencias.

Por su parte, la patronal lleva años reclamando precisamente “una reforma profunda”, asegura David Alva. El empresariado se acoje a esta condición porque “si se cumplen sus premisas contratarían con confianza por lo que, mientras el marco favorezca la temporalidad, aprovecharán que se permite”. Rechazan las últimas reformas porque “aunque van encaminadas y favorecerán a corto plazo” son “pinceladas que no resuelven el problema”, defiende el presidente de Ceaje.

Así, la organización ha expuesto una lista exigencias en las últimas fechas que se resumen en "un marco laboral de fácil entrada y fácil salida”, según Alva. La cúpula de la Confederación Española de Empresarios (CEOE) coincide en apuntar que en primer lugar que la contratación indefinida no es "suficientemente atractiva para ellos". Por eso, evitan ahora este tipo de contratos y piden que les resulte más sencillo extinguirlos. Señalan así a la indemnización por despido como primera tarea porque aducen que es demasiado alta y “castiga a los empresarios”.

Por esto, otro punto fundamental para la patronal se centra en reducir el “excesivo” número de modelos contractuales. Las centrales de empresarios exigen la aprobación de un único modelo de contrato indefinido. En concordancia, la patronal exigió en el último mes, en el documento titulado 'Propuestas empresariales de cara al proceso electoral”, rebajar la indemnización procedente de 20 a 12 días y la improcedente de 45 a 20 días por año, de los que ocho serían abonados, como ya ocurre, por el Fondo de Garantía Social (Fogasa), es decir, por el Ministerio de Trabajo.

De igual forma, Unión Progreso y Democracia (UpyD) pide una medida similiar aunque con una salvedad: la indemnización por despido crece con la antigüedad. Por contra, la formación quiere limitar los contratos temporales a casos excepcionales, como las sustituciones. Ambas medidas tienen, según su responsable de Economía, Álvaro Anchuelo, el objetivo de “acabar radicalmente con la temporalidad y con una dualidad absurda”.

La formación de Rosa Díez explica su propuesta así: “los trabajadores empezarían en una situación parecida a la de los actuales temporales y se transformaría paulatinamente en los actuales indefinidos, sin saltos bruscos para que el empresario se plantee el terminan la relación contractual”, en palabras de Anchuelo. De esta forma, UPyD esboza pero no aclara si se esto mantendrá la temporalidad de forma encubierta. Téngase en cuenta que las condiciones de cese laboral serían similares (ocho días por el primer año trabajado), por tanto, un despido igual de barato y sencillo.

Una propuesta que comparten tanto PP como Upyd es la implantación progresiva del modelo austríaco (explicación detallada) dado que el “sistema actual dificulta la reasginación de trabajadores con contrato indefinido que temen perder el derecho a indemnización”. La medida propuesta establecería pues que el trabajador no pierde el derecho a las indemnizaciones acumuladas, lo que sólo afecta sin embargo a los trabajadores ya indefinidos.

En consonancia, el catedrático Alfonso Mellado añade que es falso que el mercado laboral sea rígido ya que en España “hay una alta rotación de trabajadores pero temporales”. Los datos ofrecidos por el INE sobre movimiento laboral, incluyendo series desde 1997 a 2008 anteriores a la crisis, reflejan esta dinámica en una clara progresión ascendente. “Que el despido temporal resulte 'barato' explica también el abundante recurso a esta fórmula” por parte de los empresarios en coyunturas de crisis.

Advertencias frente a lo 'oculto'

Ante estas propuestas, Mellado advierte de la trampa que puede ocultar el contrato único propuesto: “fácil entrada y fácil salida es un contrato temporal”. Las pretensiones de una indemnización baja y la inexistencia de causa tanto en la contratación como en el despido suponen que se iguale lo indefinido a lo temporal, dado que “la ausencia de protección es la seña de identidad de la temporalidad”. El problema radica por tanto en que no se trataría de un auténtico contrato único porque en ningún momento se plantea acabar con los temporales.

Así que por 'único', se entiende que el contrato indefinido será el 'único' que se verá modificado por la propuesta con una reducción de las indemnizaciones improcendentes, sea por la vía de abaratar el despido o bien haciéndolas progresivas. Esto equivale en gran medida a una mayor desprotección del trabajador y a rebajar los costes laborales, lo que sólo beneficia al empresario que ya elegía el despido como vía de ajuste.

En este sentido, el diputado del Bloque Nacionalista Gallego, Francisco Jorquera, tacha la medida de “contradición” que con el pretexto de fomentar lo indefinido “quiere homologarlo al temporal y, por tanto, se trata de precarizar más los contratos”. Por su parte, el responsable de Economía de Izquierda Unida, José Antonio García Rubio, va más allá y asegura que “la obsesión fundamental de la patronal es reducir los costes salariales, rebajar los impuestos y sus compromisos”. Señala además al Gobierno porque, según él, “está 'abducido' por la forma de enfocar las cosas del neoliberalismo”.

Asimismo, ambos partidos junto a los sindicatos coincidieron en señalar que las dos reformas laborales son concesiones a la cúpula empresarial. A esta última crítica se suma el movimiento Democracia Real Ya, vinculado al 15-M, que asegura que no se trata de algo nuevo ya que “todas las reformas laborales desde 1984 han otorgado beneficios fiscales, concesiones y poder de negociación al empresario que no suponen una mejor gestión en pos del bienestar general”.

Problemas de representatividad

Desde esa posición, las fuerzas de izquierdas señalan que la patronal actúa en nombre de las grandes corporaciones y no en favor de los pequeños y medianos empresarios, que representan más del 80% del tejido empresarial pero que no superan los diez trabajadores contratados. El catedrático Mellado apunta que “la mayoría de los empresarios están más preocupados por otras cuestiones no laborales” como la restricción del consumo y el crédito.

Por tanto, las demandas que defiende la cúpula empresarial difieren de las necesidades visibles de las pymes. “La asfixia económica de las empresas españolas se deben a la falta de crédito y a la morosidad, tanto de la Administración como de las grandes empresas que subcontratan sus servicios”, manifiesta Jorquera.

Añade que abaratar el despido no implicará para las pequeñas empresas ningún beneficio por lo que conluye que se aprovecha la crisis para “desmantelar conquistas laborales” con un transfondo bienintencionado. Algo que según Jorquera no es inisual dado que “todas las crisis económicas han supuesto una marcha atrás en los derechos de los trabajadores” y apunta al riesgo que implica “porque retrotraerse será muy dificil”.


El candidato socialista Rubalcaba aseguraba en el diario Público algo similar. "Nada es irreversible, por sagrado que parezca. Se puede ir hacia atrás". Premonición o advertencia, la posibilidad abierta al debate público genera ante todo inseguridad.

En definitiva, la actual legislación y las propuestas de los actores sientan un precedente dominado por la desprotección social que podría degenerar en una precarización mayor, principalmente, para los jóvenes. La falta de predisposición al acuerdo ha sido durante estos últimos años la tónica que predomina en las negociaciones en materia laboral y un fiel reflejo del clima de disenso imperante.

Nota a tener en cuenta tras la victoria electoral del PP 

El secretario de Economía y Empleo del PP, Álvaro Nadal, advierte según Europa Press de que su partido va a "hacer lo que tenga que hacer" en materia de reforma laboral "si otros agentes sociales no son razonables"en especial los sindicatos. Nadal ha remarcado que el proceso "no puede eternizarse"."Hay que hacer una reforma laboral porque el mercado de trabajo español es el que peor funciona del mundo, sólo hay que ver los resultados", ha incidido.

Horizonte de continuismo [OPINIÓN]

Los interlocutores han imposibilitado un posible consenso, cada uno por los motivos anteriormente expuestos, que busque resolver el problema del desempleo. En consecuencia, una solución que aborde la desigualdad del mercado laboral que permite que haya 'trabajadores de segunda', los temporales, más allá de las cifras, por alarmantes que resulten.

Así, el victimismo y el cruce de acusaciones paraliza las negociaciones, no en términos formales, pero sí pospone una reforma laboral reclamada por todos pero deseada por pocos. Al menos, hasta que cada actor conozca cuál es su nueva cuota de poder y, por consiguiente, las posibilidades que les ofrecen sus aliados habituales. El escenario actual se mantiene por ahora encorsetado en sus propias rigideces. A la vista de los hechos cabe concluir lo siguiente.

El consenso ha muerto. Ese lugar común que gobierna las decisiones transcendentales del país desde la supuesta transición es hoy un obstáculo ante el inmovilismo de las partes. Sumado a la miopía de sus doctrinas, el núcleo de la toma de decisiones se ha desplazado y se diluye ante las extorsiones y los espurios alineamientos ideológicos para representar a una trasnochada democracia que afronta, en el actual contexto económico, unas elecciones marcadas por la desconfianza de muchos votantes. La mayoría de los cuales se muestran preocupados, como es obvio, por la consencuencia más palpable de la crisis. No es casual que la palabra más repetida en la presente campaña sea el desempleo. Lo seguirá siendo, presumiblemente, durante los próximos años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario