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Entre el engaño y el abandono


«Nada le es más desagradable a un hombre que tomar el camino que conduce a sí mismo», Herman Hesse en su obra Demian de 1919.

¿Vivirá la próxima generación en peores condiciones que sus padres?¿Es una generación perdida o sólo la más vulnerable frente a la crisis?¿Existe el peligro de crear una generación ni-ni?. Por ahora, las respuestas se basan en pronósticos que, más que tranquilizar, han activado la voz de alarma. Las consecuencias presentes sientan una tendencia preocupante, en especial, porque acentúan las deficiencias que el sistema lleva años enmascarando.

Sin ir más lejos el comisario de la Unión Europea de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, alertaba la semana pasada que si fuera un joven español se preguntaría “por qué el desempleo juvenil supera el 40%, mientras en Países Bajos o Austria es inferior al 5%”. La comparación con los vecinos europeos muestran que las causas de la elevada tasa tienen un carácter endémico, aunque están relacionadas en gran medida con los efectos de la crisis en España.

Julio Camacho Muñoz
Injuve
Un problema que surge porque “el mercado de trabajo y las políticas educativas han seguido caminos diferentes”, según el director del Observatorio del Instituto de la Juventud (Injuve), Julio Camacho Muñoz, motivo por el que se han producido desajustes entre la oferta y la demanda. Señala que el origen está en la apuesta por sectores productivos de bajo valor añadido que se impuso en detrimento de campos ligados a la investigación y al desarrollo, en especial, los relacionados con la tecnología y la ciencia.

Por esta razón, el problema del desempleo juvenil tiene a día de hoy dos caras. Por un lado, la 'generación mejor formada' que, siguiendo los consejos de autoridades y familias, optaron por acceder a estudios superiores. Por otro, un amplio grupo de jóvenes que prefirió abandonar su formación en los primeros niveles escolares para convertirse, principalmente, en mano de obra de la construcción, que les sedujo con buenas remuneraciones.

El núcleo de esta dicotomía reside en que existen “muchos jóvenes infracualificados frente a un gran número de titulados universitarios, pero poca gente en el medio, en particular, porque la Formación Profesional (FP) era poco atractiva”, apunta el coordinador de empleo del Colegio de Politólogos y Sociólogos de Madrid, Adolfo de Luxán Castilforte. En este sentido, señala que en España hay en estos momentos “más jóvenes con baja formación que hace 15 años”, así como “el mayor porcentaje de licenciados en relación con los países de nuestro entorno”.

Así, el daño producido por la crisis económica ha sido similar para ambos grupos, pero tienen en cada caso un significado propio: mientras la sensación de engaño domina a los primeros, los segundos temen caer en el abandono. Si se analizan las repercusiones y las expectativas de futuro de cada uno se aprecia cómo las diferencias iniciales pueden desembocar en grandes desigualdades.

Los datos deslegitiman pues el argumento de que la falta de formación es la causa principal del desempleo juvenil. Tradicionalmente, el paro no disminuye a medida que ésta aumenta pues las mayores tasas se observan entre los jóvenes de los niveles inferiores y superiores. En tal caso, la formación sería una solución para el desempleo en la medida en que esté "orientada a las necesidades del mercado laboral”, señala el catedrático de Economía de la Universitat Pompeu Fabra, José García Montalvo, es decir, mejora las posibilidades de empleabilidad.

El movimiento Democracia Real Ya (DRY) señala que el desajuste entre formación y empleo es “un problema de gestión y perspectiva empresarial que se refleja en la educación, más que un problema educativo” dado que “las empresas han orientado sus actividades hacia sectores poco intensivos en investigación”. Por tanto, la oferta de trabajadores cualificados no crea necesariamente su demanda, pues ésta responde a las necesidades del mercado laboral.

Sólo así se explica que la rentabilidad relativa de los más formados frente a otros niveles educativos haya caído en picado en los últimos ocho años, según un informe de 2010 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). El estudio refleja que la ventaja salarial de los universitarios españoles frente a los graduados de secundaria se redujo un 40%, la mayor caída de todos los países de la organización.

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