El proyecto 'D-Valor: El valor de la dispensación' avalado por el Ministerio de Sanidad y destinado a la formación de farmacéuticos ha iniciado su programa con gran índice de participación. La idea nace con el objetivo de darle un valor añadido al papel de los profesionales del mundo de la Farmacia.
El proyecto D-Valor permite realizar una formación opcional relacionada con las dispensaciones de medicamentos y a pesar de que éste no ha hecho sino dar sus primeros pasos -ha arrancado recientemente y no finalizará hasta junio de 2012- ha tenido gran aceptación entre los propios profesionales y las instituciones farmacéuticas y sanitarias. Actualmente hay inscritos más de 2.400 farmacéuticos comunitarios.
El proyecto D-Valor permite realizar una formación opcional relacionada con las dispensaciones de medicamentos y a pesar de que éste no ha hecho sino dar sus primeros pasos -ha arrancado recientemente y no finalizará hasta junio de 2012- ha tenido gran aceptación entre los propios profesionales y las instituciones farmacéuticas y sanitarias. Actualmente hay inscritos más de 2.400 farmacéuticos comunitarios.
Foto: Logotipo del
proyecto. Cedida por el coordinador del programa D-Valor.
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En la comparativa con proyectos pasados, se deduce la dificultad que supone conseguir tal cifra de participación. Para la puesta en marcha de este estudio han partido de los positivos resultados que se obtuvieron en un anterior proyecto sobre el uso adecuado de los antibióticos en el que colaboraron 1.800 farmacéuticos. El objetivo es que tanto el farmacéutico (sobre todo éste) como el paciente no consideren el servicio de dispensación como la simple entrega y recogida del medicamento. El profesional debe implicarse en este servicio.
Según el coordinador del Comité Científico del Programa D-Valor, Pedro Gutiérrez "no hay que olvidar que la farmacia comunitaria está atravesando por una época de incertidumbre (recortes, medidas económicas negativas o impagos de recetas por parte de la Administración) pero que parecen no desanimar a los profesionales a la hora de embarcarse en proyectos como éste". Respecto a la aceptación de las instituciones, este proyecto tiene desde su origen el aval del propio Ministerio de Sanidad y del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, y más de 40 Colegios Oficiales de Farmacéuticos provinciales ya se han adherido a la iniciativa y están colaborando en su difusión.
"Lo que pretendemos con el Programa D-Valor es protocolizar la dispensación, dando un valor añadido a este servicio, con el objetivo de mejorar el conocimiento del paciente sobre su medicación, asegurarnos el uso seguro y efectivo de la misma y fortalecer la relación entre farmacéutico y paciente", señala Pedro Gutiérrez.
Campañas sanitarias y de prevención de enfermedades que implican a los propios pacientes también forman parte de este programa ahondando en la ‘cultura’ del uso racional y efectivo de los medicamentos y todos los aspectos que esto implica: alertar de los riesgos de la automedicación con fármacos de prescripción como el consumo de los antibióticos sin receta o fomentando la automedicación responsable en el caso de medicamentos que no requieren de ésta. En definitiva, se trata de un proyecto a disposición de las autoridades sanitarias para canalizar y hacer llegar a la población todas aquéllas campañas sanitarias que considere oportunas.
El farmacéutico comunitario siempre tendrá un reto ineludible, independientemente de la época: seguir formándose para adaptarse y responder a las demandas sanitarias de la población, que cada vez serán mayores y más diversas. "La visión del farmacéutico como únicamente dispensador de medicamentos está obsoleta", afirma el profesor titular de farmacología de la Universidad Rey Juan Carlos, Carlos Goicoechea, "es fundamental que la formación forje al profesional".
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