Las pirámides de San Andrés,
complejo arquitectónico descubierto en 1910 y compuesto por construcciones
mayas ubicadas en el valle de Zapotitlán en El Salvador, todavía se encuentra
parcialmente desenterrado. Los tres proyectos de excavación realizados,
comprendidos entre los años 1940 y 1996, sumado a las nuevas labores de retiro
de tierra efectuadas a finales de la década de 2000, no han sido suficientes
para revelar el conjunto total de la estructura. Benjamín Melara, guía turístico
de San Salvador, afirmó que “aún quedan importantes construcciones por restaurar”.
El alto coste económico que supone la implementación de las labores
arqueológicas necesarias imposibilita al Gobierno salvadoreño la recuperación del
conjunto del patrimonio de San Andrés. La correcta explotación de este
yacimiento arqueológico supondría un impulso de vital importancia para el turismo
en El Salvador y Centroamérica.
 |
Yacimiento de San Andrés parcialmente excavado. Al fondo, una de sus pirámides, completamente cubierta. Foto: José María Tíscar |
A su vez, las
restauraciones llevadas a cabo en los años 40 y 50 no fueron correctas. “Se
cubrió de cemento la estructura de los yacimientos descubiertos, a fin de
proteger la piedra original. El problema es que el cemento no se puede quitar
después, por lo que se ha perdido la posibilidad de contemplar las ruinas en su
estado inicial”, sostiene Benjamín Melara.
 |
Para su preservación, se decidió cubrir de cemento las estructuras excavadas. Foto: José María Tíscar |
 |
Estructura de Joya del Cerén. Foto: José María Tíscar |
Idéntica situación
sufre la Joya del Cerén, otro yacimiento maya de vital trascendencia, apenas
explotado. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación (UNESCO) en 1993, es considerada la Pompeya
de las Américas. Su peculiaridad estriba en la naturaleza de las ruinas, pues
corresponden a pequeñas edificaciones de adobe donde vivía la población común. Su
arquitectura refleja la cultura de la civilización maya, con construcciones de
más de 1.400 años de antigüedad, perfectamente conservadas gracias a los seis
metros de material volcánico y ceniza que lo recubren. En la actualidad, se
conocen 18 estructuras, pero sólo se cuenta con diez excavadas. Son éstas
últimas las que sufren un importante riesgo de deterioro debido a la escasa
protección existente, con instalaciones ineficaces que exponen las ruinas a las
inclemencias del clima subtropical. Algunas de las estructuras de techado
construidas para proteger a la Joya del Cerén de las acción del tiempo y las
lluvias no cumplen las condiciones mínimas necesarias para la preservación de los
materiales, sintiéndose las altas temperaturas en el interior de las naves.
Además, gran parte de estos improvisados techos y paredes de protección fueron
construidos como medida temporal, sin que se haya solucionado el problema
debido a la escasez de recursos con que cuenta el Gobierno salvadoreño.
 |
Parte de las instalaciones no se encuentran completamente protegidas, por lo que quedan expuestas a las inclemencias del tiempo. Foto: José María Tíscar |
No hay comentarios:
Publicar un comentario