Todas, desde las más pequeñas hasta las de mayor tamaño. Las constructoras españolas saben que para mantener a partir de ahora su negocio a flote será imprescindible abrirlo al mercado exterior y optimizar al máximo sus recursos
Las alternativas de las constructoras españolas para afrontar la crisis pasan por la internacionalización de la actividad, la inversión en rehabilitación y la optimización de los recursos disponibles. Lo reflejan los últimos estudios realizados por la Fundación Laboral de la Construcción, cuyo director general, Enrique Corral, sostiene que se trata de nuevas posibilidades de negocio de cada vez un mayor número de empresas del sector.
El bajón de la demanda de viviendas por parte de la población española ha obligado a las promotoras a desarrollar planes estratégicos para atraer compradores de países con un mayor crecimiento. Enrique Corral mantiene que “es necesario que las empresas desarrollen iniciativas encaminadas a estrechar lazos con otras economías extranjeras que les permitan reactivar la productividad”.
La política empresarial de Grupo Herce es una de las que ha decidido mirar al frente con un nuevo orden de preferencias para poder cortar el problema de raíz. Con 31 años de experiencia en el sector, esta constructora ha decidido aparcar su faceta inmobiliaria, que había dejado de generarle actividad, para centrase en la obra pública y fortalecer su presencia internacional en países como Perú, Chile y Rumania. Su director gerente, Francisco Rubio, sostiene que “ser audaz, seleccionar muy bien los productos y mantener la confianza en el negocio son los mejores aliados para no quedarse atrás”.
Desde la Federación del Metal, Construcción y Afines (MCA) de UGT, se apunta a la “rehabilitación de viviendas de más de 50 años como un camino seguro para absorber parte del desempleo creado en España”. Su secretario federal y responsable del sector de la construcción, Juan Carlos Barrero, mantiene que “el nuevo gobierno debe implantar medidas que ayuden a invertir en este tipo de infraestructuras, ya que se trata de un seguro de cara al futuro”.
En este sentido, MCA-UGT ya reivindicó al equipo de la presidencia un plan integral de rehabilitación en febrero de 2010. “Lo propusimos como alternativa a la crisis del sector inmobiliario para rehabilitar 200.000 viviendas al año durante una década, lo que permitiría crear 600.000 empleos de forma inmediata”, asegura Barreiro.
Edificio en rehabilitación. Constructora Setralco S.L. Foto: Marta Ruiz
Un caso que ejemplifica este cambio de mentalidad es la nueva “guía de ruta” que se ha marcado la empresa Setralco, de la localidad aragonesa de Villarroya de la Sierra. Ésta desempeña la mayor parte de sus trabajos a nivel provincial y su contacto permanente con la zona rural ha despertado una idea en la mente de su propietario, Jesús Alonso. Sabe que la demanda de edificación de obra nueva no le permitirá continuar con los niveles de productividad de hace tres años, por lo que está convencido de que el nicho de rehabilitación será a partir de ahora una buena forma de capear la crisis para reactivar su negocio familiar.
De igual forma, la bajada de la financiación de obras por parte de las entidades bancarias deja al empresario con un menor margen de maniobra. Enrique Corral argumenta que “una industria como la construcción no puede desarrollarse al 100% si no fluye el crédito”, por eso otra de las alternativas que se barajan es realizar promociones de una menor envergadura.
Exteriores empresa Aglomerados Numancia. Foto: Marta Ruiz
En definitiva, todas, desde las empresas constructoras de menor tamaño hasta aquellas que han sabido abrirse un hueco en la esfera internacional lo tienen claro. El futuro próximo, le pese a quien le pese, está fuera de España.
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