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La Campaña del Frío acoge a más personas con enfermedad mental


La Campaña Municipal Contra el Frío que cada año organiza el Ayuntamiento de Madrid viene este año con novedades. Se ofrecerá a los 'sin techo' la posibilidad de acudir con sus mascotas al nuevo albergue de La Latina, ya que muchos preferían seguir a la intemperie con tal de no abandonar a sus animales de compañía. Otros, según afirma el que fue técnico en Salud Mental en el Proyecto de Rehabilitación e Inserción Social de EnfermosMentales Crónicos sin Hogar (PRISEMI), Juanma Guedeja-Marrón, “son reacios a la intervención de profesionales porque se refugian en la libertad”. En muchos casos el perfil del usuario responde a personas con enfermedad mental


Persona sin hogar. Foto: Flickr.

A los animales que acompañen a los usuarios del albergue se les proveerá de los cuidados veterinarios básicos en el Centro Municipal de Atención Animal situado al lado del edificio. Además los propios 'sin techo' podrán cuidar de los animales que están en el centro como parte de un programa de reinserción social para colectivos excluidos.

Según datos municipales, el perfil medio del usuario de los recursos de la Campaña del Frío es un hombre soltero, separado o viudo que en muchos casos carecen de apoyo social y familiar y, a veces, también sufren enfermedades como el alcoholismo, trastornos mentales o drogodependencia. En concreto, la edad media es de 40 años y los usuarios se reparten casi a partes iguales entre españoles (48,4 %) y extranjeros (51,6 %). La cifra de usuarios (unos 1.300 la pasada campaña) prácticamente no ha variado, con lo que se registró una ocupación media del 94 por ciento de las plazas.

“Lógicamente, mucha gente sin hogar sufre o ha sufrido algún tipo de enfermedad mental, y aunque la gran mayoría acepta ser llevados a los alojamientos, hay un porcentaje que se muestra muy reacio a la intervención”, afirma Guedeja. El Samur Social recorre las calles en busca de personas sin hogar, “accede a la persona y se le intenta convencer de que vaya al albergue, pero el hecho de tener que adaptarse a unos horarios y normas hace que algunos prefieran quedarse donde están”, aclara. Ante estas situaciones, el Samur llega a poner un tratamiento ‘in situ’ a la persona.

Sin embargo, aquellos que aceptan acudir a los albergues “experimentan un cambio espectacular”, según afirma este educador. A través del tratamiento de psiquiatras y la previa evaluación de psicólogos se intenta que los usuarios “salgan los antes posible a otros recursos de Salud Mental”, como pisos supervisados. Muchos aceptan la medicación, y a partir de ahí buscan trabajo, ponen en regla sus papeles, ya que según Guedeja, un porcentaje de los denominados 'sin techo' lo constituyen inmigrantes ilegales. “Las personas que atiende el PRISEMI lo forman sectores de la población cada vez más joven. Se quedan sin trabajo, su familia les da de lado, se meten en las drogas, y esto es un círculo vicioso”, concluye.

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