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Se mira, pero no se compra

Los libreros de la Cuesta del Moyano, en Madrid, reconocen que la venta ha caído un 50% esta temporada


El best seller La sombra del viento, la edición de lujo de El Quijote, revistas de ciencia como Cahier Du Cinema, episodios nacionales de Galdós o un arrugado recorte de periódico que anuncia la muerte de Franco son algunas de las publicaciones que, tras pasar por otras manos, se venden tradicionalmente desde 1925 en la conocida popularmente como la Cuesta del Moyano, en Madrid. Los 30 puestos que forman parte de esta iniciativa cultural muestran sobre sus mesas metálicas todo tipo de obras de arte a precios que pertenecen más bien a una acción de caridad. Así, se puede encontrar, entre otros, La Verdad sobre el caso Savolta de Eduardo Mendoza por tres euros, a menos que el consumidor sepa regatear y lo consiga por la mitad.

A pesar de ello, según el presidente de la Asociación de Libreros de la Cuesta del Moyano, Francisco Moncada, “las ventas de libros han disminuido un 50% respecto a otros años”. La amplia y variada oferta literaria parece no ser una ventaja suficiente para la situación económica de los españoles. “Muchos se acercan hasta las casetas y echan un vistazo, pero a la hora de comprar, la gente se lo piensa mucho”. Un momento delicado en la historia de estas librerías a pie de calle que se sirve ahora de los fieles lectores y consumidores.


                                    


Casetas de libros de la Cuesta del Moyano / Foto: Estefanía Simón



Pero no solo juega en su contra la crisis. La Cuesta del Moyano, o lo que es lo mismo, la calle madrileña de Claudio de Moyano, se modificó en 2006 para convertirla en una zona peatonal donde pasear y acceder de manera más cómoda hasta estos puestos. Pues este parece ser otro de los problemas a los que hacen frente los libreros. Según el presidente de la asociación, Francisco Moncada, esta iniciativa llevada a cabo por el Ayuntamiento de Madrid, “nos ha perjudicado porque nosotros dependemos de las personas que vienen a vender sus libros y ahora eso es más complicado”. Lo que antes se realizaba “en cinco minutos dejando el coche en doble fila” ahora supone “un quebradero de cabeza para los que quieren acercarnos sus libros, sobre todo, por el tráfico”. Por su parte, desde el Gabinete de comunicación del Ayuntamiento madrileño aseguran que la reconstrucción de la calle “se hizo para favorecer la feria del libro de la Cuesta del Moyano y evitar las aglomeraciones de vehículos que se producían”.

Pese a las piedras que se encuentran por el camino, la librera, desde hace 15 años, Mari Carmen Martínez, mantiene que el perfil del consumidor es el mismo. “Personas que vienen a buscar un libro concreto y quieren lo más económico posible”. El problema es que ahora “se lo piensan mucho antes de comprar porque está claro, el consumo ha disminuido mucho”. Y esque, esta tradicional Feria de libros emplazada en la verja del jardín Botánico sobre el Paseo del Prado y presidida por el monumento de uno de sus promotores, Pío Baroja, ha visto como la afluencia de público y el cierre de algunas casetas se han convertido en los protagonistas.





Título de la feria de libros en la primera caseta / Foto: Estefanía Simón



Por el momento, desde la Asociación de libreros, formada por las 30 casetas de libros que se encuentran en activo actualmente, espera con expectación el resultado de la campaña navideña y el auge del libro a través de la carta de los Reyes Magos. Sea cual sea el resultado, como en su día escribió el periodísta Jose Romero Cuesta en Mundo Gráfico del 1 de enero de 1930, esta feria será "el descubrimiento de un mercado de libros, cuando sus pasos iban orientados hacia otro fin".












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